El Gobierno del Ayuntamiento de Toledo está contento con el desarrollo del Carnaval por las calles de la ciudad sin incidencias y con bastante participación vecinal. «Tienen ganas de salir y divertirse, a pesar del tiempo», dice María Teresa Puig, concejal de Festejos, que destaca la «buena elección» que hicieron al decantarse por organizar un programa de actividades para las familias y sus hijos en lugar de las tradicionales orquestas que colocaban en cada barrio. Tanto les ha gustado que sopesan mantener este cambio para futuras ediciones.

Puig recuerda que dadas las circunstancias optaron por un programa de Carnaval «prudente y cauto» que sin embargo ha mantenido su ambiente de fiesta con mucho público disfrazado y reencontrándose desde el viernes en los barrios. Especialmente contentos están con las actividades en la Cornisa, Santa Bárbara, Azucaica y San Antón donde los aforos han estado completos, de forma «contundente», también dentro de los pabellones.

Del mismo modo se felicita por las 20 comparsas y sus 920 componentes que crearon «un desfile divertido, colorido y musical» que se mantuvo pese a la amenaza de lluvia y por eso les agradece esa colaboración. En el recorrido se instalaron 2.500 sillas, el doble que en anteriores ediciones. La chirigota en la Avenida de América fue la guinda al sábado.

Por la mañana el domingo en la Plaza del Ayuntamiento se reunieron 800 personas y por la tarde el entierro de la sardina se realizó con optimismo después de la pandemia y las noticias negativas.

Hubo suelta de 250 globos y pólvora en Barco de Pasaje lleno de público. La concejal expresa su agradecimiento a las asociaciones, a los operarios de limpieza, a electricistas, carpinteros, Policía Local y Nacional, Protección Civil y todos los que han ayudado en la tarea de la fiesta que concluyó con la entrega de premios y el reparto de 3.000 vasos de chocolate con churros.