Enrique Belda

LOS POLÍTICOS SOMOS NOSOTROS

Enrique Belda


El respeto y la moderación para votar

07/02/2023

Este año 2023 habrá elecciones a todos los niveles juntas o sucesivas. Nos dicen algunos medios de comunicación, que nos interpretan las encuestas, de que se trata de elegir entre dos bloques antagonistas de izquierda y derecha con la única novedad que ahora se componen de distintos partidos. No es así.
No es de nuevo el falso montaje del siglo XX sobre las ideologías superadas. En una sociedad avanzada y plural, el verdadero bloque mayoritario es el de todas las personas que habitamos la moderación y la centralidad, y que estamos en condiciones de cambiar el voto después de pensarlo al menos cinco minutos. Pero los extremos hacen más ruido y con peores formas, acaparando toda la atención.
¿Saben cuál es hoy por hoy en España la mayoría consolidada y natural?: la que quiere un cambio. ¿Han estimado ustedes la impresión que da ver a dos padres peleándose a la puerta de un colegio? ¿Y el efecto que causa que dos compañeros de trabajo se falten el respeto delante de sus jefes? Pues eso y no otra cosa es lo que le pasa al electorado medianamente formado cuando ve a ciertos políticos dándose estopa o criticándose mutuamente sin llegar nunca al diálogo, ni a reconocer un mínimo error en su planteamiento.
Parece claro que Feijóo no ha caído en la tentación de ese tipo de lucha, pero a tenor de lo que se ha visto la pasada semana en el debate del Senado, cuando se limita a describir la triste realidad española, es calificado de catastrofista y radical por los que saben que eso les beneficiaría de ser cierto.
Los extremos y los extremistas tarde o temprano van a desaparecer cuando buena parte de la sociedad se vaya calmando. Tal cosa no beneficiará al presidente Sánchez que solo se mantiene por hostigar los ánimos para que siga a flote la idea del bloque contra bloque propia de momentos de crisis. Es lo que tiene depender de los extremos. Paciencia y tacto, por ello, en la difícil línea de denunciar la situación política y no polarizar los ánimos.