Jesús Morales

Nada particular

Jesús Morales


El fatídico trasvase de la República

07/02/2023

No sé si soy monárquico siempre que no me refiera a Melchor, Gaspar y Baltasar. De lo que estoy seguro es que no soy republicano. Nunca compartí esa fe que profesa alguna gente según la cual una república es la respuesta a todas las preguntas y la solución a todos los males de España Tengo un puñado de razones para mí irrefutables pero que nunca discutiría sobre todo porque confieso que la dicotomía república/monarquía me da mucha pereza.
No pretendo ponerme  pedante  pero creo que las dos experiencias republicanas que en España han sido  acabaron como el rosario de la aurora. Ya saben, en la Primera, la de los Cantones, salían barcos de Cartagena con el demencial fin de  conquistar Almería o alguna barbaridad por el estilo y en la Segunda el final fue una maldita guerra civil.  
Leo en Wikipedia, lo que quiere decir que no tengo que hacer ningún esfuerzo, que Indalecio Prieto, ministro de Obras Públicas de la II República, presentó en 1932 un Plan Nacional de Obras Hidráulicas que contenía entre los trabajos que tenía proyectado realizar, el trasvase del Tajo al Segura que la Guerra Civil impediría. El proyecto lo retomó Franco en 1966 y en 1979 llegaron las primeras aguas del Tajo al río Segura. Entonces aseguraba la ley que «siempre respetando la preferencia de la cuenca cedente». También se establecía que «la cantidad que se donaría nunca deberá sobrepasar al año los 150 Hm3 »,  cantidad que  no tenía en cuenta ni cultivos ilegales, ni construcción masiva, ni urbanizaciones descabelladas ni caprichosos inventos propagandísticos del tipo 'Huerta de Europa'.  
Ahora, con el recorte mínimo que se quiere imponer,  parece que se va a hundir el mundo y no hacen más que anunciar desgracias y tribulaciones. Sin ir más lejos la Fiscalía de la comunidad murciana anuncia que de haber la mínima rebaja del agua trasvasado, se producirán muchas más extracciones ilegales de agua en el llamado campo de Cartagena. Como si de tal cosa tuviéramos alguna culpa quienes vivimos en las orillas del martirizado y secuestrado Tajo.
Muchas cuentas hay que pedir a mucha gente y explicaciones a quienes se han dedicado durante todo este tiempo a vestir un santo desnudando a otro como dice el refrán castellano, que  tal cosa no es solucionar un problema sino crear dos como estamos sufriendo. Los políticos y responsables de la cosa pública son seguramente los primeros a quienes haya que pedir  explicaciones dada su maldita costumbre de intentar quedar bien con todo el mundo, los levantinos y los ribereños, pero no son los únicos. Los ecologistas tienen también una gran culpa dado que callan y callan a la espera de alguna subvención por más que vean que con el trasvase el Tajo queda como está actualmente: un hilo de agua o más bien barro tumefacto y apestoso y probablemente portador de infecciones y miasmas que hacen imposible hasta el baño que era, en tiempos anteriores al trasvase, signo de fortuna y bendición  en  su paso por Talavera.
Tenemos un objetivo en toda la ribera del Tajo: recuperar nuestro río.