La tasa de nacimientos baja un 40 por ciento desde 1975

J. M. / Toledo
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La natalidad supera a la mortalidad en la provincia en 2014, por lo que el crecimiento vegetativo ha resultado positivo. No obstante, se ha pasado de 15,71 nacimientos por 1.000 habitantes en 1975 a los 9,48

La tasa de nacimientos baja un 40 por ciento desde 1975 - Foto: yoli lancha

La sociedad mira de reojo las estadísticas que hablan de nacimientos. Todo el mundo sabe que hay un problema enquistado en la renovación de una población cada vez más envejecida en España. Los datos recientes aunque provisionales de que las muertes han superado a los nacimientos en el primer semestre de 2015 confirman una realidad fácilmente de advertir. La tasa de natalidad en la provincia ha sufrido un vapuleo en las últimas cuatro décadas, pero por lo menos los nacimientos ganan todavía a los fallecimientos, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística correspondientes a 2014. Se trata de la principal conclusión de estos datos, que evidencian que ha caído en un 40 por ciento la tasa de los alumbramientos desde 1975 hasta el año pasado. Se ha tratado de un freno gradual, aunque el gran aldabonazo se produjo entre finales de los ochenta y principios de los noventa.

En este sentido, los nacimientos en la provincia de Toledo alcanzaban los 15,71 por cada 1.000 habitantes en 1975, una cantidad que fue adelgazando gradualmente. Sólo nueve años después, el porcentaje había caído dos puntos y se limitaba a 13,01 alumbramientos. No obstante, la década posterior fue aún peor para estos guarismos porque la proporción entre natalidad y población cayó a 10,39 por cada 1.000 habitantes. Tanto descendió, que la década siguiente presentó un balance positivo, aunque levemente. De 10,39 a 10,75. Pero parece que fue un conato tan sólo de recuperación, porque la década siguiente trajo un nuevo descenso, de 10,75 a 9,48.

Como resulta evidente, en el transcurso de estas cuatro décadas se ha inflado la edad de la maternidad. Las mujeres de la provincia tienen su primer bebé a los 30 años de media, cinco años más viejas que hace cuatro décadas. Hace tan sólo una década, la media se quedaba en 28, por lo que la progresión resulta elocuente.

nacimiento primer hijo. El 48 por ciento de los nacimientos registrados en la provincia durante el año pasado suponía el primer bebé para la madre. La consecución de la ‘parejita’ supuso el 39 por ciento de los alumbramientos, mientras que las familias numerosas resultaron más anecdóticas. El tercer hijo llegó en el 9,3 por ciento de los casos, y el cuarto o más, en el 2,8 por ciento. Una mirada a 1975 muestra que por entonces no era tan extraordinario este último dato, porque alcanzaban el 16,8 por ciento. No obstante, en 2004, el porcentaje alcanzó suelo con el 2,3 por ciento.

El nacimiento del segundo hijo no se demora mucho. Dos años después, a los 32, se registra el segundo bebé según la media constatada por el Instituto Nacional de Estadística. Como curiosidad, el 35,4 por ciento de las madres no están casadas, un porcentaje impensable al inicio de la democracia cuando se limitaba al 1,5 por ciento.

El Instituto Nacional de Estadística había previsto una recesión entre nacimientos y defunciones para 2015 y ha acertado, de momento, a tenor de los datos del primer semestre del ejercicio por un crecimiento vegetativo negativo-la diferencia entre los nacimientos y las defunciones-. Sólo en circunstancias excepcionales de la historia de España se había producido este mismo fenómeno, aunque habrá esperar a los resultados definitivos del segundo semestre, teniendo en cuenta que en el año 1999 hubo también una tendencia negativa en los seis primeros meses que se arregló en la parte final del año. En este sentido, se registran más fallecidos en los primeros meses del ejercicio.

El crecimiento vegetativo en España ha trepado por ello a la actualidad estos días, por estos datos hechos públicos por el Instituto Nacional de Estadística correspondientes al primer semestre de 2015, los cuales evidencian esa tendencia negativa pendiente de confirmar. Según estos datos de la institución pública, el crecimiento vegetativo de la población ha dado un balance negativo de 19.268 registrados, puesto que entre los meses de enero y junio, nacieron 206.656 bebés en el país y murieron un total de 225.924 ciudadanos.

La tasa de mortalidad en la provincia está unos cuantos pasos por debajo de los nacimientos a tenor de los datos del Instituto Nacional de Estadística. Al respecto, la cifra se queda en 7,9 defunciones por cada 1.000 habitantes. La proporción ha variado poco durante estos 40 años, puesto que al inicio de la democracia se registraban 8,9 por cada mil.

próximos a centenarios. Por edad, casi el 30 por ciento de los fallecimientos han correspondido a vecinos de la provincia con 95 años o más, mientras que las víctimas entre los 90 y los 94 han supuesto el 17,6 por ciento. Sobre esta cuestión, los fallecimientos de menores de 65 años han sumado el 15 por ciento, mientras que el resto tenía ya la edad de jubilación; así, la proporción aumenta conforme a la edad, por lo que no se alcanza de media un caso por casa mil hasta el tramo de edad entre los 45 y los 49 años.

La esperanza de vida en la provincia alcanza los 83,8 años, un incremento de cinco en comparación con 1991 cuando se registran los primeros datos. Los hombres, como resulta frecuentemente, viven un media de menos años, concretamente 81,4, mientras que las mujeres llegan hasta los 86,2.

Las defunciones infantiles, de menores de un año de edad, suponen una tasa muy pequeña en la provincia, concretamente de 1,8 por cada 1.000 nacidos vivos. Las estadísticas han mejorado extraordinariamente en comparación con hace cuatro décadas, cuando llegaban hasta 19,7 casos de bebés fallecidos en la provincia.