Las batallas del vino

Vidal Maté
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El sector mejora en exportación y mercado interior, pero se enfrenta en las últimas semanas a una ofensiva contra su consumo por motivos de salud

Las batallas del vino - Foto: Florentino Lara

El sector del vino, tras a la situación sufrida en 2020, recuperó en el último año su línea de ascenso de ventas, tanto en las exportaciones como en el mercado interior. Pero a pesar de este panorama positivo destaca en la parte contraria la amenaza que se cierne sobre el sector ante la corriente comunitaria comandada por Los Verdes del Parlamento Europeo, apoyada por parlamentarios de otros grupos, con iniciativas para asociar el consumo de vino el riesgo de contraer el cáncer como se hace con el tabaco. En los debates celebrados en los últimos días, la iniciativa salió adelante con modificaciones, pero sin alejar la posibilidad a corto plazo de que Bruselas pueda adoptar otras medidas como la fiscalidad para frenar su consumo.

Frente a lo que sucede en el Parlamento Europeo, para el sector del vino español en 2021 funcionó el mercado exterior con datos muy positivos. Según los manejados por el Observatorio Español de los Mercados del Vino (OEMV), las ventas ascendieron a 23,6 millones de euros, lo que supone un incremento superior al 10% sobre el año anterior, aunque en valor solamente lo hicieron en un 5% hasta los 2.879 millones de euros. Ello sigue poniendo de manifiesto la existencia de un elevado volumen de ventas a la baja.

Cabe señalar que estas ventas se han producido en un año en el que hubo reducción de cosecha por las heladas en países competidores en los mismos mercados como Italia y Francia, países donde también van a parar parte de esas exportaciones. Los precios de los vinos envasados crecieron un 5,3% hasta los 2,38 euros litro. Por el contrario, las ventas de graneles se situaron en 12,6 millones de hectolitros pero con unos precios medios de 0,37 euros litro -una caída del 14%-, reportando solo 966 millones sobre los 2.897 millones del total de ventas al exterior.

En el conjunto de las exportaciones, si hablamos de vinos envasados los mercados se hallan consolidados, mientras en los graneles existen más oscilaciones y en este momento destaca el hundimiento de ventas a Rusia con la entrada en vigor de su nueva ley sobre el vino, que prácticamente impide la entrada de graneles del exterior.

En lo que afecta al consumo interior, los datos manejados por el OEMV y por la interprofesional han confirmado que el sector ha vuelto a la línea de crecimiento estancada en los peores momentos de la pandemia para registrar en 2021 un incremento del consumo aparente del 14,2% -hasta los 10,44 millones de hectolitros- frente a los 9,149 millones de hectolitros del año anterior. En consumo per cápita se llegó a 22,07 litros frente a los 19,319 del ejercicio precedente, con un incremento del 14,3%.

Del conjunto de la demanda, los graneles crecieron un 14,4%, aunque se mantienen en sus niveles bajos sobre el conjunto de las ventas con solo 1,28 millones de hectolitros, frente a los 1,19 millones del año anterior. La apuesta de los consumidores sigue siendo el vino envasado, con 9,166 millones de hectolitros frente a los 8,03 millones de hectolitros de 2020. Los blancos crecen un 10,9% hasta los 4,44 millones de hectolitros y los tintos y rosados un 16,8% hasta los seis millones de hectolitros.

Con estas cifras se confirma la recuperación, pero no se llega a los niveles de diciembre de 2019, cuando el consumo aparente llegó a los 11 millones de hectolitros y la demanda per cápita superaba los 23 litros.

En el consumo interior, ese aumento de la demanda, fundamentalmente en los vinos envasados, tiene parte de sus raíces en la existencia de una mayor oferta general de unos vinos de calidad a precios muy dispares, donde se suma una mayor diversidad de variedades de uva. Pero, frente a ese esfuerzo de las bodegas para ofrecer vinos de calidad en todos los segmentos de precios discretos en los lineales de la gran distribución, donde las ofertas se repiten todos los días, el consumidor se choca habitualmente con los precios disparados en la restauración, que provocan un alejamiento del producto o una limitación en la demanda en beneficio de otras bebidas como la cerveza. El precio en este segmento de las venta, se convierte en el principal enemigo para generalizar la demanda en la hostelería.

La batalla de la salud.

Fuera de los mercados, el vino se ha librado, por el momento, de la amenaza que suponía la iniciativa lanzada en el Parlamento de la UE por la Comisión Especial de la Lucha contra el Cáncer (BECA), apoyada por los Verdes y por parte de los diputados socialistas, por la que se pretendía poner al vino al nivel de otros productos como el tabaco, de manera que en el etiquetado se incluyera simple y llanamente la leyenda referida a que su consumo era perjudicial para la salud y que puede producir cáncer. Tras los debates, los demás grupos parlamentarios lograron rebajar la contundencia del texto inicial para acabar acordando que en la leyenda figurase solamente que su consumo «en exceso» podría provocar este tipo de riesgos para salud y se abundaba para que los países miembros apostaran por su consumo moderado.

Los debates en el Parlamento sobre el vino y la salud no han pasado ser un informe no vinculante con una serie de recomendaciones para la Comisión de la Unión Europea. Se puede decir que el sector del vino ha parado un golpe, pero el debate sobre sus efectos negativos no se ha cerrado y sigue sobre la mesa. Se teme que este episodio pueda ser la mecha para adoptar otra serie de medidas, desde una mayor fiscalidad para reducir su demanda interna en los países miembros, a limitar los fondos para la promoción de ventas en terceros países o las recomendaciones a los Estados miembros para contener su consumo.

En el caso de España, desde la interprofesional se viene tratando de incorporar a la demanda, con diferentes campañas, especialmente a la población más joven, siempre desde los mensajes de un consumo moderado y como un alimento importante en la dieta mediterránea, lo que ya en su día fue objeto de críticas desde diversos sectores. En la industria bodeguera se considera que hay múltiples informes científicos en los que se avala el consumo moderado de vino como factor beneficioso para la salud.