El declive de unas fiestas de cuatro décadas

Jaime Galán
-

Palomarejos vivió este año unas fiestas más modestas que nunca tras 43 años celebrándose. Pese a ser pioneras y reivindicativas, 'La Voz del barrio' advierte de que la falta de ayudas y de relevo generacional hace que hayan podido ser las últimas

El declive de unas fiestas de cuatro décadas - Foto: 'La Voz del Barrio'

Los que iniciaron la organización de unas fiestas de barrio como las de Palomarejos allá por 1979 pensarían que, por acogida y disfrute de las mismas en la ciudad, nunca llegaría el día en el que dejarían de celebrarse. Sin embargo, los representantes de 'La Voz del Barrio', la asociación vecinal que se encarga de organizarlas, augura poco futuro para estas fiestas si no cambian algunas cosas. Y es que ya las celebradas este pasado mes de junio tuvieron un toque más modesto de lo habitual, al contar según relatan los propios vecinos con pocos recursos. De hecho, no se instalaron ni los carruseles o las habituales atracciones que tanto gustan a los más pequeños. ¿Está Toledo dispuesto a dejar morir a una de sus fiestas más representativas históricamente?

La primera vez que se celebraron fue hace 43 años y, desde entonces, solo dejaron de organizarse en una ocasión, en 2020 por la pandemia del coronavirus. Cuatro décadas que han dado para mucho, para reivindicar demandas vecinales o para cambiar de ubicación varias veces. Las primeras se celebraron en la plaza de Cataluña y plaza de Antonio Rivera, ahora conocida como plaza de Martin Luther King. Y también tuvieron un claro mensaje reivindicativo. Se celebraron allí para evitar que se construyera un bloque de viviendas en ese lugar. Y vaya si se consiguió. Años más tarde ese espacio se cambio por el parque de las Tres Culturas, cuando el Ejército lo cedió al Ayuntamiento de Toledo. Allí se usarían unos terrenos para instalar los carruseles y un gran espacio de conciertos. Y también tendría su particular reivindicación en busca de un nuevo parque en el barrio, el que hoy es el de Aquisgrán.

Las fiestas de aquella época estaban a la altura de lo que actualmente se hace en el Polígono, con hasta competiciones deportivas que se celebraban en el antiguo pabellón municipal de la calle Andalucía, donde ahora está instalado el Centro del Agua. El último cambio de ubicación se da en el año 1995 cuando se reforma el parque de las Tres Culturas, eligiendo la calle Cuenca como nueva sede del ferial hasta ahora.

El declive de unas fiestas de cuatro décadasEl declive de unas fiestas de cuatro décadas - Foto: 'La Voz del Barrio'Los vecinos de 'La Voz del Barrio', y en concreto Paco Arce, quien ha facilitado gran parte de esta información, destacan la atracción que suponían las fiestas de Palomarejos, no solo para el resto de habitantes de la ciudad, sino para gran parte de la provincia, que acudía a la capital única y exclusivamente para disfrutarlas. Su financiación a lo largo de los años se ha ido gestionando con las aportaciones de los vecinos, de los empresarios del barrio, con la propia asociación vecinal y con la ayuda del Ayuntamiento, además del propio bar que se instala cada año durante las fiestas para recaudar fondos. Y es precisamente la financiación la principal piedra que podría poner fin a esta mítica celebración, tal y como lo pintan los propios organizadores.

Desde el colectivo vecinal recalcan que el barrio es cada vez más mayor y los jóvenes no tienen implicación para hacer el relevo generacional que la situación requiere. A esto hay que sumarle una vieja demanda de 'La Voz del Barrio', la cual han llegado a someter a debate en los Consejos de Participación del Distrito Centro. Y esta consiste en obtener respuestas sobre la organización que sí realiza el Ayuntamiento con las fiestas del Polígono como si fueran propias desde hace 20 años y no con el resto de barrios de la ciudad. Lo tachan de «agravio comparativo». La situación llegó a tal punto que hasta se aprobó en un Consejo de Participación crear unas fiestas conjuntas del distrito, con el parque de las Tres Culturas como sede, y que fueran financiadas por el Consistorio, pero hasta el momento no parece que vaya a ver la luz.

De no encontrar soluciones pronto, las fiestas de Palomarejos pueden haber puesto ya el punto y final en Toledo. Lo sugieren unos vecinos enamorados de su barrio, pero decepcionados con una ciudad que parece haberles dado la espalda.