El forense compromete la versión del principal acusado

J.M.
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El experto considera que el tirador disparó al menos a un metro de distancia de Manuel, quien se encontraba en posición de huida con el cuerpo flexionado. La muerte fue inmediata

El forense compromete la versión del principal acusado - Foto: Yolanda Lancha

El jurado popular ni pestañeaba. Los integrantes, seis hombres y tres mujeres, escuchaban ayer atentamente la prueba pericial forense en la tercera sesión del juicio. El experto detalló el recorrido del proyectil y los daños irreversibles causados a Manuel Fernández Silva, quien murió en un descampado de Velada en julio de 2019. El facultativo interpretó también las circunstancia del fallecimiento. «La víctima estaba corriendo para separarse del tirador. En actitud de defenderse o evitar ser alcanzado», aseveró sobre un crimen que debió ocurrir entre la medianoche y la una de la madrugada del día 28.

El forense, con un bagaje de 17 años en el Instituto de Medicina Legal de Toledo, detalló que la trayectoria del proyectil en el cuerpo de la víctima resulta compatible con que el joven de 22 años llevaba entonces el cuerpo flexionado.

El experto, quien completó el informe con el testimonio de los dos testigos de los hechos, amigos de la víctima, tiene claro que la distancia entre el tirador y Manuel debía ser al menos de un metro por las marcas en el cuerpo. El peritaje considera a partir de esa longitud que se trata de un disparo a larga distancia. En este sentido, resulta más difícil precisar más allá la separación exacta entre ambos.

De esta manera, descartó que la víctima se hubiera disparado a sí misma ni que el tirador y el fallecido se encontraran frente a frente. También desechó un forcejeo. De esta manera, pone contra las cuerdas la versión del presunto autor, quien aseguró que el arma, que no portaba él, se disparó en una disputa. José Antonio R. A. es el único de los tres acusados que está en prisión por los hechos, concretamente desde el 29 de agosto de 2019 tras ser detenido un mes después en Navaluenga (Ávila). Se enfrenta a una petición de la Fiscalía de 31 años de cárcel por asesinato, robo con violencia e intimidación y tenencia ilícita de armas. Los otros dos procesados se juegan 24 años por los dos primeros delitos.

El forense determinó que la trayectoria del proyectil en el cuerpo de Manuel siguió un recorrido de derecha a izquierda, de abajo arriba y de detrás hacia delante. El cuerpo presentaba un único orificio de entrada, y el proyectil quedó alojado debajo de la clavícula. Al respecto, consideró compatible el itinerario del proyectil con la declaración de los dos testigos amigos de Manuel que se encontraban en el lugar de los hechos.

«No había posibilidad de sobrevivir al disparo. La muerte fue prácticamente inmediata», apostilló el forense, quien firmó el informe junto con otros dos expertos.

La pericial de la parafina en las manos de la víctima y los dos amigos para detectar signos de haber efectuado disparos, dio negativo.

casquillos. La tercera sesión del juicio permitió la entrada de la prensa, no como la anterior que se celebró a puerta cerrada por decisión del juez. Las pruebas periciales de los expertos de la Guardia Civil señalan la utilización en el lugar del crimen de al menos cuatro armas de fuego por los indicios hallados en el lugar. Al menos en la primera sesión no se mencionó este dato, ni figura en el escrito de acusación. Por las dudas de una integrante del jurado, parecía también novedad en el juicio.

La tercera sesión del juicio incluyó el testimonio de un amigo de Juan José C. L., uno de los acusados, y aseguró que dejó a su amigo en el lugar porque se iba a encontrar con su excuñado. La declaración coincide con la del procesado, quien aseveró que se hallaba por casualidad en las inmediaciones del lugar de la muerte.