La ciencia también sucumbió a la inquietud de Alfonso X

Mario G. Gutiérrez
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El Museo del Ejército acogió la conferencia de la doctora en Historia del Arte Azucena Hernández, quien abordó 'La obra científica de Alfonso X'

La conferencia fue la última del ciclo de Alfonso X en el Museo del Ejército. - Foto: L.T.

La llegada del buen tiempo y la proliferación de los múltiples actos, eventos y oferta cultural, no es óbice para seguir recordando que nos encontramos inmersos en el VIII centenario del nacimiento de Alfonso X.

El monarca sabio, dentro de su multidisciplinariedad, también abordó la temática científica, tal y como quedó patente en la conferencia impartida ayer por la doctora en Historia del Arte Azucena Hernández.

Hernández, cuyas líneas de investigación se centran en la instrumentación científica medieval, y en concreto en los astrolabios como caso paradigmático de sinergia entre arte y ciencia, también extiende su investigación a las representaciones de esos instrumentos científicos en diferentes formatos como la pintura mural, de caballete, ilustraciones en manuscritos, escultura, textiles o taraceas. 

Con esta base, le permite abordar sus estudios destacando la doble dimensión científico-artística de los instrumentos científicos medievales y su imbricación en la cultura material de su tiempo. Así abarca principalmente la producción de objetos suntuarios, preferentemente en al-Andalus, los reinos cristianos hispanos y el resto de culturas del Mediterráneo.

Ello la convierte en voz autorizada, y perfecta conocedora, del ámbito científico de la época, teniendo en cuenta que ha sido una de las colaboras de la exposición 'Alfonso X: El legado de un rey precursor'. Tal y como declaró a La Tribuna, todo ello le permite asegurar que Alfonso X «fue un adelantado a su tiempo», puesto que tal y como afirmó la profesora, «hasta 100 o 120 años después no se encuentran escritos científicos en inglés o francés», ya que hasta el momento toda la ciencia era escrita en árabe o latín, y la acción del monarca permitió que el castellano se convirtiese en lengua vehicular.

El otro aspecto por el que a juicio de Hernández habría que destacar la tarea de Alfonso X, es por «implementar la necesidad de realizar de forma empírica la comprobación de los teoremas», algo que como la propia ponente indicaba «es algo muy habitual y cotidiano en nuestros días, pero que en aquella época no era para nada usual».

Dos ejes sobre los que pivotó la importante labor científica de Alfonso X, y que a juicio de la propia ponente, hace que esta faceta, a pesar de no ser una de las más loadas del monarca, sí que se convierte en una de las más destacadas, puesto que además de en otras muchas dimensiones, también fue precursor en lo que a la ciencia experimental se refiere.