Algo pasó en estos últimos días que hubiera jurado hace poco que era imposible, inverosímil para mí conociéndome un poco. El cambio lo produjo unas declaraciones del presidente murciano Fernando López Miras -del Partido Popular- que me han dejado de piedra. Las recoge el diario La Verdad de Murcia naturalmente, el titular era y cito textualmente: «López Miras ve con agrado la propuesta de crear la provincia de Cartagena». Bien por el murciano y mejor por su visión abierta y realista de la Administración que tiene Miras por lo que se ve y que muchos, demasiados en España, ven como tablas de la Ley escritas en Piedra e inamovibles como una estatua de mármol de Macaél. No ignoro la dificultad  que tal cosa representará, pero ya hay alguien de peso en la política nacional que se atrevió a declarar que la división actual no es palabra de dios ni sagrada ni indiscutible y que la democracia consiste en eso precisamente, en que no hay nada intocable y que si la mayoría lo decide, se puede cambiar cualquier cosa contando con el apoyo de la colectividad mayoritaria ya digo.
Así es, por cierto, que llevamos años con los políticos repitiendo como un mantra sagrado eso de que trabajan y trabajan por nosotros sin que tanto trabajo se refleje en algo que no sean nuevos impuestos o procurarse situaciones de ventaja para ellos, sus partidos y sus amiguetes; claramente, si alguna vez se vieran obligados a acometer cambios como introducir variaciones en la pétrea e inamovible división provincial vigente, sería cierto que tendrían algo más de trabajo.
Antes no creía en la provincia de Talavera y que Castilla-La Mancha contara con seis provincias en lugar de cinco. Ocurre que con el tiempo y viendo lo que pasa, he cambiado de opinión viendo que los ciudadanos de primera están en las capitales y los de segunda somos los restantes habitantes de las provincias y no es eso, claro. Creo que Toledo no debe perder nunca la capitalidad de una provincia por historia, tradición y entidad, pero creo también que Talavera debe ser capital de otra con las partes de La Jara, la 'Siberia Extremeña', el Horcajo de Santa María, la vertiente sur de Gredos, partes del Campo Arañuelo y La Vera de Cáceres, La Sierra de San Vicente entera y todo el amasijo que cometieron para crear un nuevo engendro y formar la provincia toledana.