Lo ha dicho otras veces, el debate sobre el nuevo modelo de financiación autonómica se tiene que dar tanto dentro del PSOE como fuera, incluyendo en ese diálogo a otras autonomías, compartan o no criterios, y aunque estén gobernadas por el PP.

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, acudió ayer a la reunión convocada por el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, para abordar las posibilidades de fijar una posición común de cara a la reforma del modelo de financiación autonómica. Consciente Sánchez de que en próximas fechas algunos de sus 'barones' se van a reunir con presidentes autonómicos del PP con el mismo objetivo en Galicia.

A su llegada a la sede federal del partido en la calle Ferraz, Page defendió este diálogo entre autonomías, sean del PP o no. «Hay veces que llamamos frente a una reunión de presidentes del PP del PSOE y, otras veces, diálogo, si la reunión es con independentistas, pero es el mismo castellano. Hay que hablar, hay que hablar», dijo.

En este sentido hizo un llamamiento a «desdramatizar» el debate y hacer del diálogo «la mejor forma de arreglar los problemas».

Tras insistir en que él siempre primará los intereses de la región que preside, no por «capricho», sino para garantizar educación, sanidad o servicios sociales a sus ciudadanos, y aseguró que irá a Santiago de Compostela a la reunión con las ocho comunidades que piden que se atienda al criterio de dispersión de la población a la hora de repartir la financiación. Pero incidió en que «no es un frente, ni una cumbre».

«Es bastante lógico que además de debates ideológicos en el Congreso haya un debate sobre le modelo territorial. Le diría a todos los que vienen aplaudiendo a los sanitarios por el Covid, o los que se enteran de que hay despoblamiento, que obras son amores, y no buenas razones», afirmó.

Suficiencia y nacionalidades

En un comunicado, el PSOE desde Ferraz invitó a todas las fuerzas políticas a trabajar «con honestidad» en la definición de una posición común «dejando fuera la confrontación partidista», y conseguir así un modelo de financiación que recoja lo que llaman «principios inspiradores» como la suficiencia financiera, corresponsabilidad fiscal, equidad en la prestación de los servicios públicos «para garantizar la igualdad de acceso de los ciudadanos y ciudadanas, con independencia del lugar donde residan», o la «solidaridad entre nacionalidades y territorios que componen España». El último de estos principios «inspiradores» es la lealtad institucional entre administraciones.