El S.O.S de la naturaleza, recopilado en imágenes del lince

Mario Gómez
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El aficionado a la fotografía José María Finat, ha publicado un recopilatorio de 128 instantáneas en las que recoge cómo vivió Filomena con el lince como protagonista. Además, aprovecha para lanzar que «estamos llevando al límite a nuestros montes»

Finat se define como un «apasionado» de la fotografía. - Foto: David Pérez

 

La borrasca Filomena dejó imágenes que los que lo vivieron guardarán por siempre en la retina. Paisajes marcados por el blanco cegador y que en el entorno rural brindaron estampas de las que serían dignas de pintar o guardar como salvapantallas.

Quizá para todo aquel apasionado de la fotografía que se precie, era el mejor momento para almacenar instantáneas en unas condiciones naturales que difícilmente se volverán a repetir a corto plazo.

Por ello José María Finat, no podía dejar pasar la oportunidad de realizar lo que lleva desarrollando desde pequeño, recorrer el monte con una cámara de fotos y captando las imágenes de aquellos seres vivos que lo pueblan.

Insectos, reptiles, anfibios, aves o mamíferos. Lechuzas, águilas, toros, ciervos, y como rey de la baraja el lince ibérico.

Este animal, que cada vez va encontrando más protagonismo en nuestra provincia, cuenta con la particularidad de ser especialmente esquivo. Por ello, la posibilidad de retratarlo se antoja complicada, por lo que convertirlo en protagonista de un libro, es aún más meritorio.

Por ello en 'Filomena y los linces en los Montes de Toledo', presentado ayer en el Centro Cultural San Clemente, lo que Finat ha pretendido a través de llamativas instantáneas es «lanzar un S.O.S sobre el estado del medio natural», y la necesidad de cuidarlo.

Una recopilación de 128 fotografías en las que recoge «la penuria y el drama que se vivieron esos días en los Montes de Toledo». Tras dos días de nevada, cuenta el autor, constató el cambio en el comportamiento del lince, «ante mi presencia y su temor a perder una pieza recién cobrada, tras dos días de intensa nevada y hambruna, cambió sus hábitos y decidió primero gruñirme, después amenazarme y, finalmente, estuvo apunto de atacarme».

Este cambio de hábitos en el lince, explica Finat, supone «una señal de que estamos llevando al límite a nuestros montes y su fauna, y por ello hay que concienciar a las generaciones venideras».