«El alma de Toledo es su propio mito, su propia esencia»

F. J. R.
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«Toledo sería una dama. Por su belleza, delicadeza, fortaleza, orgullo, rebeldía... por todo lo que es la grandeza de una mujer»

Daniel Gómez Aragonés acaba de publicar 'Toledo. Biografía de la ciudad sagrada'. - Foto: Yolanda Lancha

Daniel Gómez Aragonés nació en Madrid, pero vive en Toledo desde hace más de treinta años. Su amor y pasión por la ciudad y su historia le ha llevado a publicar Toledo. Biografía de la ciudad sagrada (La Esfera de Libros, 2022), en donde desgrana todas las vivencias de una urbe que no duda en señalar como «corazón y capital espiritual de España».

¿Coloca a Toledo a la misma altura que Jerusalén o Roma? ¿O solo en su misma familia de 'ciudades sagradas'? ¿No da vértigo la comparativa?

Para mí, las dos grandes ciudades sagradas de occidente, de la tradición europea, son Jerusalén y Roma. Toledo no está a ese mismo nivel, por eso empleo en el libro el término 'nuestra', porque para los españoles, para lo que significa el significado de España, si tenemos que buscar un referente que pueda ser nuestra Jerusalén, nuestra Roma, pues es Toledo. Y esto no es algo que me haya sacado de la manga en el libro, eso ya se rezuma en la historiografía toledana.

No estamos diciendo que Toledo esté al nivel de Roma o Jerusalén, estamos diciendo que si tenemos que buscar en España nuestro equivalente, no es otro más que Toledo. No hay discusión.

Habla en su título de «biografía», luego analiza Toledo como si fuera una persona. Si la ciudad es su cuerpo, en qué parte de su Casco histórico estaría su corazón? ¿Y su cabeza? 

El corazón es la Catedral. Y su cabeza el Alcázar.

Y continuando con la comparación humana, ¿cómo es el alma de Toledo? 

El alma es algo que no se puede tocar, pero que sabemos que está ahí. El alma de Toledo es su propio mito, su propia esencia. Todo lo que ha recogido Toledo a lo largo de su historia sería su alma. Es lo más bonito que tiene, que es su pasado. Como digo en el libro, hay cosas contingentes, nosotros, y hay cosas necesarias, Toledo y su historia.

¿Es intuible ese alma a ojos profanos?

Da igual de dónde seas. Cuando te hablan de Toledo siempre es algo especial. Y si no lo es, no te están hablando correctamente. Y eso también sucede cuando escribes sobre Toledo. No es casual.

La mayoría cuando oye hablar de Toledo dice 'qué bonito', pero Toledo es mucho más que una ciudad bonita. Hay una responsabilidad con ella. De hecho, yo al final del libro señalo que si Toledo tuviera la oportunidad de transformarse en una mujer sólo se podría agachar la cabeza ante tanta belleza y grandeza.

¿Toledo es mujer?

Si tengo que personificarla, para mí Toledo sería una dama. Por su belleza, por su delicadeza, por su fortaleza, por su orgullo, por su rebeldía… en definitiva, por lo que es la grandeza de una mujer.  

¿Cuál considera que es el mejor momento en la historia de la ciudad? 

Si me ponen contra la espada y la pared, y tengo que quedarme con uno solo, sería sin duda el Reino Visigodo. Es un momento que hace identidad. El patrón de Toledo es San Ildefonso, la patrona, aunque es tardoromana, es Santa Leocadia. Tenemos el III Concilio de Toledo, la conversión de Recaredo, que marca la historia de España... Tenemos un rey, como Wamba, que prácticamente sacraliza la ciudad; hace una importante reforma urbana y en cada puerta de la ciudad coloca la imagen de un santo o una santa. Así se traslada un mensaje, es una protección, está protegiendo algo muy valioso.

Sin ese momento no se puede entender nada de lo que viene después. No se puede entender la Reconquista, la primacía de la iglesia toledana, de sus arzobispos...

Pero es un momento de la historia que se ha recuperado hace relativamente poco, porque antes parecía que Toledo acababa y empezaba en el siglo XVI. Quizás sea por el tema de Vega baja...

También porque hay gente muy pesada, como yo, con ese tema (risas). La verdad es que Toledo tiene muchas cuentas pendientes con su historia. Somos una ciudad, sobre todo al proyectar nuestra ciudad en el ámbito turístico, muy de sota, caballo y rey. Y Toledo tiene, más allá de la cantidad de restos y documentos, una cuenta pendiente con el Toledo carpetano. Fue seguramente la ciudad más importante de la carpetania, que no es moco de pavo.

También tenemos una cuenta pendiente con el Toledo de la época romana. Siempre se ha dicho que fue una ciudad secundaria en época romana, y ahora están apareciendo un montón de restos que, escuchando a los buenos arqueólogos en la ciudad, pues a lo mejor es que no era tan secundaria. No es Mérida, ni Tarraco, pero seguro que no era una cosita que había en el centro de la península y nada más. Circo romano, termas, anfiteatro, el mega acueducto… eso son claves.

Me atrevería a decir también que tenemos cuentas pendientes con Toledo en época islámica, con Tulaytula. Más allá del postureo y la imagen romántica rollo 'Las mil y una noches'. Hay un orientalismo del siglo XIX en el que no se incide en la cuestión rebelde de Toledo, como cabeza de la Marca Media, muy rebelde al poder Omeya de Córdoba. La jornada del foso… son episodios muy interesantes que se pasan por alto. Como el hecho de que reyes cristianos ya enviaran antes de la Reconquista ejércitos a Toledo para ayudar a la ciudad rebelde. Los reinos de taifas, en los que Toledo seguramente fue el más importante; y clave en la configuración de lo que luego sería Castilla la Nueva.

Cuenta pendiente con el Toledo de la Reconquista, y si avanzamos más con el Toledo de la Baja Edad Media, con los Trastámara...

El siglo XVI también se ha machacado mucho, pero hemos dejado pasar la cuestión Comunera. Y el siglo XVIII es un siglo muy a recuperar, por España en general y por Toledo en particular. Es una ciudad muy pro Felipe V. O Carlos III y su Fábrica de Armas, sin olvidar a al, para mí, último gran prohombre toledano: Lorenzana.

¿Y el peor momento?

Para mí, más allá de la Guerra Civil, que sería lo más fácil y socorrido, más que la invasión musulmana, las guerras civiles de Castilla, de los Comuneros, la Guerra de Sucesión… un momento extremadamente oscuro es la Guerra de la Independencia. Golpeó muy seriamente a la ciudad y a los toledanos. Es el momento de mayor destrucción histórico-artísitica. Y luego se suma a algo como la Desamortización de Mendizabal que también en fruto de la influencia francesa. 

En la presentación de su libro destacó Toledo como ciudad de culturas, de las Tres Culturas, pero no multicultural. Me gustaría que fundamentara esa afirmación.

Creo que el concepto multicultural está demasiado impregnado de presentismo, de postmodernidad, y esos son dos conceptos que yo rehuyo profundamente. Como persona y como historiador. Y creo que no reflejan lo que en verdad fue Toledo. El término multicultural hoy en día suena hasta algo 'hippie' y Toledo no es una ciudad multicultural, sino de muchas culturas. En este caso de las tres grandes culturas y religiones. Cuando se proyecta ese término, prácticamente se viene a decir que un judío, un cristiano y un musulmán iban de la mano, como 'el auténtico reino de los cielos', cuando esto no es así. Había judíos, musulmanes y cristianos juntos, pero no revueltos. No había una tolerancia, había una coexistencia. Y eso no resta valor al Toledo de las Tres Culturas

Se habla mucho del pasado glorioso de Toledo pero, ¿cómo ve su presente? ¿Y su futuro?

El presente de Toledo es particular. Para mí, tanto el presente como el futuro deben ser muy buenos. Hay mucho que pulir y hacer, de infraestructuras sobre todo, y esto no lo digo porque viva en el Polígono y me coma atascos todos los días; que también. Después de lo que hemos vivido con la pandemia, que ha sido dura para Toledo no solo a nivel económico sino mental, daba una pena pasear por el Casco antiguo y verlo desierto. Pero una vez hemos superado eso, yo creo que Toledo solo puede tirar hacia delante y reafirmarse como la ciudad que es dentro de la configuración de España.

Y en cuanto a su futuro, es algo que comento en el libro, 'una ciudad en tiempos de democracia que debe mirar al futuro sin olvidar su pasado'. El mejor marketing que tiene esta ciudad es su historia. Pero toda su historia, no pequeños momentos. Yo con Toledo me siento muy ilusionado. Somos una ciudad privilegiada, y también por estar tan cerca de Madrid. La ciudad con la que Toledo tiene vínculos más fuertes es con Madrid. No podemos vivir de espaldas a Madrid, no se pueden entender ambas ciudades sin la otra. En verdad tendríamos que estar unidos todos en Castilla la Nueva.

La crisis del Covid hizo mucho daño a una ciudad tan turística como Toledo, y muchas voces salieron diciendo que había que cambiar su modelo económico tan basado en el turismo. ¿No hemos aprendido nada?

Había un mantra durante la pandemia que decía: «Salimos más fuertes». Pero en realidad hemos salido igual. Seguimos cayendo en los mismos errores. Con nuestras virtudes y defectos. No aprendemos. Pero tenemos que estar un poco atentos a lo que ha pasado. Es un error apostar todo a una misma baza. Evidentemente es una baza muy grande y muy poderosa, pero no podemos depositar todos los huevos en esa misma cesta. Por mucho que yo diga que el mejor marketing de Toledo es su historia no podemos jugárnosla todo a eso.

El estar al lado de Madrid nos tiene que servir para eso. Illescas por ejemplo ha sabido hacerlo.

Desde la experiencia que le da el recorrer las calles de la ciudad con multitud de turistas, ¿qué imagen percibe de lo que proyecta Toledo?

Nosotros tendemos a que pasen del concepto de turista a visitante. Que es muy distinto. La vivencia y la experiencia no tiene que ser la misma. Tienen que ver que hay una conexión, Toledo no ha surgido por generación espontánea. Hay unas raíces y esencias. Hay todo un legado que nos conecta, y tenemos que conocerlo, quererlo, amarlo y respetarlo. 

Cuando muestras Toledo no es solo para contar sus bonitos edificios y sus leyendas chulas. Tiene que haber además una reflexión, e incluso una conexión, porque en cierta forma todos somos un poco toledanos, porque la mejor ciudad para entender la historia de España es Toledo.

Por eso hay una responsabilidad con Toledo. Cuando tu vives, trabajas, comes, amas, mueres, haces cualquier actividad en una ciudad como Toledo, tienes una responsabilidad por lo que significa. Los toledanos y visitantes tenemos que estar a la altura.

Es muy difícil que alguien llegue a Toledo y quede indiferente; y si lo hace el problema es suyo, no de la ciudad. Si tu paseas por Toledo, respiras la ciudad, lees y escuchas sobre ella, y no sientes nada… háztelo mirar. Estar en Toledo es vivir la historia y la leyenda.

¿No se peca un poco de 'toledocentrismo', de poder explicar cualquier realidad de España desde Toledo?

No es impostado. Es que sale. No el ciento por ciento, pero si el ochenta por ciento de la historia de España te lleva a pasar por Toledo. La ciudad ha perdido su gloria de antaño, pero sigue estando ahí. 

Se sustenta mucho en las leyendas, como no podía ser de otra forma, para explicar la historia de la ciudad. ¿Cuál es su leyenda favorita, y por qué? 

Es complicado. Cada capítulo del libro lo cierro con su correspondiente marco legendario y eso no es accesorio. No se puede entender la historia de Toledo sin sus leyendas. Elegir una me cuesta. Todo lo que rodea la Cueva de Hércules, la caída del reino visigodo… todo eso es un marco legendario a la altura de las leyendas artúricas o de Carlomagno… digno de hacer una película. Por la importancia que tiene me quedo con esa.

¿Cuál cree que es la leyenda que mejor resume la esencia de Toledo, y por qué?

   Me tienes que dejar un minuto que piense. No es nada fácil. Pero… cuando estudié en el colegio Gregorio Marañón, en 3º o 4º de la añorada EGB, había una leyenda que narró la profesora --porque las leyendas no se cuentan, se narran--, que fue la del Cristo de la Luz. Creo que puede definir muy bien lo que es Toledo y lo que significa. Si me obligas a quedarme con una, me quedo con esa.

¿Qué aporta su libro que le haga diferente del que está considerado como el libro de referencia de la ciudad, la monografía 'Historia de Toledo: de la prehistoria al presente'?

Son grandes maestros de la historiografía toledana. Mi libro ha podido hacerse gracias a la gran tradición de historiadores de la ciudad, sin ellos yo no podía haber hecho nada. También a otros autores de otras historias de Toledo, y a arqueólogos y periodistas. Yo solo puedo dar las gracias. 

El valor simbólico de las cosas tiene mucha importancia, y eso es lo que yo, muy humildemente, intento trasmitir en este libro. Es la aportación que espero que sea bienvenida.