El calendario de la magia en la provincia (III)

José García Cano*
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La magia también se adentra en las celebraciones alrededor de la muerte de Cristo y como era tan habitual hace siglos, la débil línea que a veces separa la fe y el paganismo, se hace aún más pequeña en los días de Semana Santa.

Lucha de san Jorge y el dragón de Pedro Pablo Rubens. - Foto: ©Museo Nacional del Prado

Continuamos con nuestras celebraciones mágicas, llegando a la Semana Santa, periodo de recogimiento, rezo y celebración de la Pasión y muerte de Cristo. En estos días tan cargados de religiosidad, la magia también se adentra en las celebraciones alrededor de la muerte de Cristo y como era tan habitual hace siglos, la débil línea que a veces separa la fe y el paganismo, se hace aún más pequeña en estos días. Por ejemplo, sabido es que el Jueves Santo es el día en el que se prepara el óleo santo, es decir el aceite que se utiliza en el sacramento del bautismo y antiguamente se decía que cuando el Papa preparaba estos óleos, podía matar al basilisco, un animal mitológico que era capaz de matar solo con la mirada y de ahí que su ojo se asociara a la brujería y a la capacidad de matar de los brujos y las brujas. En nuestra provincia sin duda hay celebraciones de Semana Santa que no podemos perdernos como la de Ocaña, Quintanar de la Orden (destacando la procesión de las Carracas), Talavera de la Reina, Corral de Almaguer, Carmena (con sus escenificaciones del beso de Judas o la sentencia de Pilato), Villacañas y un largo etcétera.

Otro día interesante es el Viernes Santo, en el cual hace siglos se decía que tenía lugar una brujería eminentemente masculina, ya que es ese día cuando se realiza la Adoración de la Cruz y por tanto cuando los arqueros o sagitarios, lanzan flechas contra la cruz o el crucifijo; se pensaba que si aquellos arqueros lanzaban tres flechas y alcanzaban con ellas a Cristo, durante ese año tendrían la capacidad de lanzar cada día tres flechas a tres personas, estuvieran donde estuvieran, es decir una especie de flechas mágicas que ellos lanzarían a sus víctimas a distancia. Algunos autores aseguran que es el día en el que una persona puede convertirse en un 'arquero mágico'.

Por lo que respecta al día 25 de marzo, es decir día de la Encarnación, encontramos en algunos pueblos un curioso ritual mágico, que consistía en que las mujeres más jóvenes del lugar, recitaban la oración denominada 'las Cien Avemarías', la cual ayudaba a luchar contra las tentaciones de Satanás y protegía así a los fieles cristianos de los peligros del maligno. De hecho, este día de la Encarnación no es una fecha más en el calendario anual, ya que los días comienzan a ser más largos que las noches y, por tanto, el sol llega a su punto más alto en el cielo; es lo que conocemos como el equinoccio de primavera y si les buscamos una simbología a este día, las tinieblas o la noche, son vencidas por la luz que domina a la oscuridad. En nuestra provincia la Virgen de la Encarnación es patrona de Castillo de Bayuela, precioso enclave de la Sierra de San Vicente, donde hubo una ermita junto al castillo que cobijó la imagen más antigua de esta virgen, también denominada Nuestra Señora del Castillo. En el siglo XVII aparecen los primeros datos, a través de los cuales sabemos que se instituyó la obligación de que el día 25 de marzo todos los sacerdotes de los pueblos de la jurisdicción de Castillo de Bayuela acudieran a celebrar este día en honor a la Virgen.

Arrancando más hojas al calendario llegamos al mes de abril, cuando a finales del mismo encontramos la celebración de los llamados 'santos malos', es decir San Jorge, el día 23 de abril y San Marcos el 25. De San Jorge sabemos que mató al dragón y siempre se le relaciona como la personificación de la lucha del bien contra el mal y también era un santo al que llamábamos cuando necesitábamos protección ante las picaduras y mordeduras venenosas, tan habituales en el campo. Pero como siempre hay una doble lectura del poder o capacidad de estos santos; se pensaba que estos caballeros podían actúan como los brujos, es decir quemando las plantas del campo, provocando abortos en las mujeres embarazadas y en los animales y causando diversos males. En la ciudad de Roma, el 25 de abril, se celebraba la fiesta de Robigalia -Robigo es el dios romano de la roya, una especie de hongo que afecta al cereal-, es decir, la fiesta del óxido decía antiguamente, ya que se pensaba que las mujeres con rostros menos favorecidos, podían 'oxidar' los espejos en los que se mirasen. Por estas fechas se forman las espigas y para celebrarlo, en la Robigalia la gente se vestía de blanco, guiada por un sacerdote, para ir todos a concelebrar el sacrificio de una perrita y una cordera lechal. En algunos documentos se relaciona al dios Robigo con una divinidad infernal. Autores como Ovidio dijeron que este era el momento del año en el que se decidía la fecundidad de todo el año y si había una 'mala mezcla' entre la luna, la vía láctea y las Pléyades, nos tocaría vivir un año de brujería, de pobrezas y miserias…

*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.