Miguel Ángel Flores

Amboades

Miguel Ángel Flores


El vino en Cristo

13/03/2023

En esta época del año, cuando comienza la nueva etapa de los días con una creciente luz del sol, frente a unas menores horas de noche, es decir, que las noches se acortan y los días se alargan. Teniendo en cuenta que los romanos en estas fechas del cambio del invierno a la primavera, celebraban con fiestas dedicadas al dios Dionisio, este cambio de estaciones. Y en la actualidad, en la España católica que vivimos, que curiosamente, se define laica, y en los tiempos actuales, que en las iglesias y diócesis hay más crisis de vocaciones, y también de fieles, pero curiosamente cada vez hay más procesiones por día y metro cuadrado, sobre todo desde Trillo (Guadalajara) para el sur de la Península Ibérica. Por ello en este escenario de una laicidad practicante en modo de Hermandad acogida a la Iglesia, es curioso intentar saber, que vino pudo haber bebido el propio Cristo y sus Apóstoles y también después el vino que pudo haber consagrado, en la llamada última cena. Lo realmente curioso, es que el primer vino que sepamos bebió públicamente Cristo, fue el mismo vino que Él creó con su milagro en Canaá, por tanto, ahí, las variedades y el tipo de vino, nunca lo vamos a descubrir, porque como dice el Evangelio, a instancias de la Virgen, Cristo hizo que en las tinajas o ánforas después de llenarlas de agua, el milagro de convertir a ésta en vino (Hoy día y durante la historia, también muchas personas han practicado este milagro a modo de sucedáneo, echando en demasía agua al vino y así estirar su producción, tanto en las bodegas como en muchas tabernas y otros establecimientos de hostelería).
En mi modesta investigación basada en el área de producción cercana a Jerusalén, en las técnicas de conservación de aquellos tipos de vino, en la época de la historia en el avance de aquella sociedad de una cultura más bien oriental (no como se entiende lo oriental en la actualidad), respecto de la evolución de la predominancia Griega y después Romana, el vino solo podía ser de una manera, sobre todo, en lo que tiene que ver con las leyes judías de lo debido o no, en cuanto a que si es pecado así o de otra manera.
Por tanto, todo ello tiene que ver con el modo de vida de Jesús, en definitiva, judío. Por ello, según la ley de los judíos, al estar en la época de la pascua, los alimentos no debían ser fermentados como el pan y el vino tenía que ser un vino no fermentado, pero la cuestión estriba en: ¿Si las vendimias en Palestina eran en agosto o septiembre, como no tener una fermentación por el clima en tan caluroso pasados más de seis meses? ¿Cómo se podía conservar aquel vino sin problemas? Para estas preguntas ya se sabe que en la época ya se controlaba la parada de la fermentación, por varios métodos, hasta cuatro diferentes y no solo de la aplicación del frío procedente de la nieve del invierno.