Nadar. Entre el retrato físico y psicológico

María López Pérez
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La experimentación con la luz y su reflejo será un elemento esencial en la realización de los primeros retratos fotográficos. Algunos autores buscaron en el uso de la luz captar lo íntimo, lo individual. Félix Nadar encontró en este juego la esencia

Nadar. Entre el retrato físico y psicológico

Posar es una respuesta inmediata del retratado antes de que la cámara capte su imagen, pero en los primeros retratos fotográficos la manera de situarse frente al objetivo no fue tan sencilla.  Los tiempos de exposición eran largos y los deseos de estar a la moda, de destacar, estaban fuertemente arraigados entre su principal clientela, una clase media aburguesada que empezaba a disfrutar de privilegios hasta entonces reservados a niveles sociales más elevados. Ese deseo de poseer un retrato y de retratarse 'con estilo', marcará la composición y definirá los prototipos, especialmente en las comercializadas tarjetas de visita, formato por excelencia de los rostros de la sociedad del siglo XIX. El cuidado en la pose y la presencia de un pensado atrezzo para enmarcar el retrato cargó de artifiosidad a muchos de ellos. Se construían imágenes de estatus pero de escasa personalidad. Ente tanto, el retrato pictórico había alcanzado cotas de extraordinaria naturalidad en manos del arte romántico. El carácter de las efigies de Federico de Madrazo y Kuntz y más tarde la obra de Eduardo Rosales y Vicente Palmaroli, llevó a altas cotas de preciosismo al género, alcanzando una intimidad difícilmente equiparable a la de los primeros retratos fotográficos. El instante que captaba la cámara reflejaba también el rígido posado que aún tomando la manera de construir la imagen del ámbito pictórico, carecía de la improvisación del pincel y de la intimidad creadora de los artistas de la época. La búsqueda de esta intimidad llevó al uso de ciertas herramientas que aportan plasticidad al retrato fotográfico, recursos como sostener un abanico o un libro entreabierto, colocar una mano sobre un mueble de asiento o sostener la chistera, complemento indispensable del ambiente masculino. 

Dentro de este contexto hoy queremos detenernos en la figura de Félix Tournachon [1820-1910], conocido con el pseudónimo de Nadar, uno de los fotógrafos presentes en la colección de retratos fotográficos que conserva la colección del Museo del Ejército y uno de los artistas que logró captar con el objetivo la expresión íntima de aquellos que desfilaron por su estudio fotográfico. Los retratos de Nadar pueden visionarse en la actual exposición temporal del Museo, centrados especialmente en la sección dedicada a bohemios y otras profesiones. La impostura que rodea a otros retratos parece desdibujada en los retratos de Nadar, recortados sobre fondo neutro centran nuestra mirada en la mirada del retratado y nos hacen mirar más allá. Nos invitan a (re)conocer la individualidad de la persona a través de ella misma, sin artilugios externos. Entre el retrato físico y el psicológico, entre la apariencia y la individualidad, situamos los retratos de Nadar. La luz, protagonista en los experimentos pioneros de Daguerre en los inicios de la fotografía, es también su punto de partida, siendo pionero en la experimentación con luz natural en el estudio para lograr una mayor intimidad en el retrato. Lejos de la pretenciosidad,  los rostros de Nadar se centran en lo individual, hoy mostramos dos ejemplos de nuestra colección que comparten esta intencionalidad. Dos retratos firmados con la marca impresa de la "N" del autor, un actor de comedia [Hugues Marie Bouffé, Désiré (1800-1888)] y un Almirante [Leopold Victor Charner (1797-1869)]. En ambos casos la luz comparte protagonismo con la figura y dirige la mirada a lo importante, acentuando la expresión de individualidad propia del retrato psicológico. Sólo la luz, la figura y el fondo neutro construyen la imagen. Con esta fórmula la figura toma el protagonismo, el retrato gana en intimidad, en carácter y expresividad. Una nueva perspectiva obtenida tras el objetivo. Un modelo alejado del artificio del decorado del estudio fotográfico que abre nuevas vías de experimentación de la imagen.