En verano de 2020, el Manchester City pagaba casi 30 millones de euros por un chaval que apenas llevaba un puñado de partidos en la élite. «Tiene algo especial. Es un don para moverse en ataque, ver los huecos, anticipar las jugadas». Así lo describía en su momento Pep Guardiola, que en el cuadro inglés fue alternándolo entre la banda y el centro del ataque, logrando modelar a un futbolista distinto: Ferrán Torres.
«Es lo que necesitamos», fueron las palabras de Xavi Hernández año y medio después, convenciendo al Barça de que los 55 millones de euros que se invirtieron en el chaval en enero de este año eran una inversión rentable desde el primer día… El técnico del conjunto culé quería gol (el City había descubierto a un jugador al que no le temblaban las piernas en los últimos metros) y verticalidad, y Ferrán cumplía en ambas facetas.
Y ahora, 10 meses después y con todo ese camino recorrido, el delantero español sigue siendo una enorme incógnita en su club y en la selección. No tiene plaza fija en el ataque azulgrana, pero ya es el segundo máximo realizador tras Lewandowski; tampoco parece titular indiscutible en la selección, pero nadie ha marcado tantos goles como él en la 'era Luis Enrique'. El chico de Foios mantiene ese «algo especial», sin duda, pero no convence a todos por igual.
En apenas tres días ha sacado las dos caras. Primero, la del tipo falto de confianza, capaz de fallar un remate a bocajarro en Mestalla, golpeando el balón contra su propia pierna de apoyo (lo que provocó la mofa de su exafición, que no tuvo piedad del canterano); y segundo, la del jugador con 'duende' en el remate, haciendo dos goles en Pilsen en la despedida del Barcelona de la Liga de Campeones. Era un partido intrascendente, cuya única utilidad radicaba en la reivindicación de los menos habituales… y el valenciano cumplió sobradamente con este cometido.
Fue el mejor blaugrana en la República Checa: dinámico, ágil de mente y piernas y certero en el remate. Además de los dos tantos, realizó tres tiros a puerta, dos 'pases clave', contactó 48 veces con el balón con un acierto del 89 por ciento en el pase… y la jugada que firmó para hacer el 1-3 (desborde ante tres rivales y un desmarque en el área pequeña antes de rematar) fue espectacular.
Aún aprendiendo
Que Ferrán asome la cabeza en la antevíspera del Mundial es una buena noticia para Luis Enrique, su seleccionador y también su suegro. Reconocía hace pocas fechas jugar con «un poco de ansiedad» porque las cosas no salían como él deseaba. Pero sus técnicos siempre han mantenido la apuesta: tiene apenas 22 años, todavía está 'aprendiendo el negocio' y, aunque los remates carezcan de la precisión deseada, «hay que analizarlo todo -señalaba Xavi Hernández-. La forma en la que trabaja sin balón, sus desmarques, sus movimientos de arrastre… Todo eso nos ayuda muchísimo».
Torres no pudo arrancar el curso en condiciones porque una lesión en el pie le impidió hacer la pretemporada. Se unió, involuntariamente, a ese 'club de las incógnitas ofensivas' que ha manejado Luis Enrique en los últimos cien días de cara a la Copa del Mundo de Catar: las lesiones y recuperaciones de fijos como Mikel Oyarzábal, Dani Olmo o Ansu Fati, las molestias puntuales o recurrentes de Gerard Moreno o Álvaro Morata…
En el caso concreto de los jugadores del Barça, la apuesta azulgrana por un tridente foráneo (Dembélé, Lewandowski y Raphinha) complicaba que Ferrán y Ansu tuviesen minutos de calidad... pero la calidad acaba encontrándolos. «Yo me siento a gusto jugando. Me da igual dónde, en cualquiera de las tres posiciones», comentaba en Pilsen nada más terminar el enfrentamiento. Allí fue el 'nueve' del combinado culé, la demarcación que aprendió en Inglaterra y con la que podrá disputar el primer Mundial de su carrera después de una relación de éxito con las Eurocopas:a las semifinales de la absoluta en 2021 (torneo en el que además marcó dos goles) añade dos títulos continentales en categorías inferiores con las selecciones sub'17 y sub'19.