El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, afirmó ayer que en las próximas dos o tres semanas tiene la intención de presentar la hoja de ruta y el cronograma de la mudanza para ocupar el nuevo hospital de Toledo, un traslado que en todo caso se hará siempre «supeditado» a la actual situación sanitaria derivada del coronavirus.

El pasado 10 de septiembre fue el consejero de Sanidad, Jesús Fernández, el encargado de manifestar que ese cronograma o calendario de trabajo se iba a realizar «en breve», desmarcándose de las exigencias que desde hace meses llegan de todos los grupos de la oposición para que abran la nueva infraestructura sanitaria para poder atender mejor la pandemia de coronavirus.

«¿Hay algún paciente sin hospitalizar porque no esté abierto el Hospital de Toledo?», interrogó a sus rivales políticos el máximo responsable sanitario de la región en el Pleno de la Cortes, tratando de dejar claro que la asistencia está garantizada y que el sistema hospitalario de la capital regional puede aguantar la segunda oleada de coronavirus sin necesidad de recurrir a la nueva infraestructura del Polígono.

Por su parte, el presidente autonómico, Emiliano García-Page, afirmó ayer que pretenden realizar la mudanza al nuevo hospital del Polígono «con una perfecta coordinación de todos los servicios sociales». Eso sí,  ha avisado de que una mudanza «no se hace de un día para otro y hay que hacerla con previsión, poco a poco, servicio a servicio», y siempre, en todo caso, «supeditando todos los calendarios a lo que pase con el virus».

«No vamos a acometer la temeridad de parar un hospital para hacer una mudanza. Solo cuando nos veamos despejados lo podremos hacer en condiciones. Lo demás es temerario», sentenció ayer García-Page.

Sin electricidad suficiente. Con todo, a pesar de la mudanza, el nuevo hospital también necesitará tener garantizado su abastecimiento eléctrico para comenzar a operar, una necesidad energética que debía cubrirse con una línea de 3.368 metros cuyas obras aún no han arrancado.

La tramitación de este proyecto cumplió dos años en agosto, momento en el que volvió a salir a información pública la autorización administrativa para la urgente ocupación de las 24 parcelas privadas que debe atravesar el cable, tanto por aire como soterrado, hasta conectar la salida desde la central térmica de Aceca a la subestación eléctrica situada en el recinto del nuevo hospital.

La infraestructura pertenece a Iberdrola Distribución Eléctrica SAU, que hace menos de un mes no se comprometía a dar una fecha de inicio de los trabajos a realizar sobre el terreno aunque sí informaba que, una vez comenzados, la duración de los mismos será de 18 meses como máximo.

El proyecto cuenta con un presupuesto de 3,6 millones de euros y consiste en la ejecución de una línea eléctrica de distribución junto con una subestación reductora encargada de pasar muy alta tensión 132KV a media tensión 20kv para reconducir la energía hasta el hospital.

El anuncio publicado en su día para la ocupación del terreno sobre el que ha de pasar la línea declaraba de utilidad pública la instalación eléctrica y se acoge al sistema de urgente ocupación del terreno que permite la Ley de Expropiación.