Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Sánchez sostiene su Gobierno

11/02/2023

La declaración del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez acerca de que el Ejecutivo de coalición que encabeza no corre peligro, a pesar de las diferencias y la falta de acuerdo en la reforma de la ley del solo sí es sí, trata de llevar una tregua al enfrentamiento entre las dos patas que lo componen en una de las semanas más convulsas de la coalición. 

Habrá quien quiera ver en la decisión de Sánchez un síntoma de debilidad por no haber cesado a la ministra de Igualdad o forzar su sustitución por otro miembro de Unidas Podemos, o quien considere, por el contrario, que ha tenido un gesto de autoridad al impulsar el cambio de la ley para evitar las consecuencias futuras del texto que se encuentra en vigor, y que con ese gesto ha logrado calmar las exigencias de parte de su partido y de paso aprovechar la sensación de que son Irene Montero e Ione Belarra quienes más reticencias muestran a tocar la ley con la insistencia en el consentimiento, que no se ve afectado, y que por ese motivo puede tener más perjuicios para UP, que el hecho de que el PSOE se vea obligado a buscar el apoyo del PP. A pesar de que UP está convencida de que van ganando el relato de lo que ha ocurrido, la percepción mayoritaria de la ciudadanía va por otro camino, a pesar de que la ley en su conjunto supone un avance en la defensa de los derechos y libertades de las mujeres.

Ahora bien, si el jefe del Ejecutivo considera que no hay motivos para una crisis de gobierno amplia, más allá de los cambios que deba introducir por el destino municipal de dos de sus ministras será porque a pesar del desgaste no considera llegado el momento oportuno y esperará a ver cómo se desarrollan las elecciones territoriales del mes de mayo y como reacciona el electorado tras los enfrentamientos entre socios. 

Pero, objetivamente, será difícil encontrar un motivo de enfrentamiento entre el PSOE y Unidas Podemos tan potente como el que ha tenido lugar en la última semana, desde que Sánchez dio la orden de arreglar el desaguisado provocado por la ley del solo sí es sí, y se produjo el enrocamiento de Irene Montero en defensa de la ley estrella de su ministerio, para que se produjera la ruptura, para que cada partido comenzara su añadidura libre de las ataduras a las que obliga la coalición. 

Sin duda quedan todavía un par de asuntos en los que volverán a acentuarse las diferencias, la negociación de la ley de vivienda y la ley mordaza, o la intensidad de la presión para conseguir un mayor compromiso de quienes más ganan para arrimar el hombro para capear en mejores circunstancias la crisis. Así que, cuando llegue el momento de soltar amarras, el motivo de la ruptura seguramente será fútil en comparación con otros momentos de crisis aguda, como las que protagonizaba Pablo Iglesias desde la vicepresidencia y anima ahora desde fuera de ella. Pedro Sánchez tiene la prerrogativa de cambiar su gobierno cuando desee y ahora ha mandado parar porque, de la misma forma que el PP está viendo cómo el Gobierno se desgasta en una lucha intestina, observa que la reacción de Podemos abrasa a esta formación.