Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


Deudas pendientes

12/03/2021

El Museo de Arte Contemporáneo de Toledo, inaugurado en 1975 y cerrado absurdamente por la administración autonómica años después, fue por un lado la consecuencia de un error y el intento, por otro, de recuperar la obra de Alberto Sánchez. El error se cometió cuando al señor Zóbel le negaron un espacio en Toledo para su proyecto de museo de arte abstracto. Las autoridades de la época consideraron demasiado disruptivo un museo con las ideas de Zóbel en una ciudad medieval. En cambio pensaron en crear un Museo de arte contemporáneo figurativo que potenciara la obra de Alberto Sánchez. Un pintor y escultor tan inusitado en Toledo como el Greco. Coincidía con la revalorización en la España de los setenta de la obra de Alberto Sánchez, en contraposición a la que otros españoles habían realizado en Francia.
El nuevo Museo, se instaló en la Casa de las Cadenas, un edificio cedido por el Ayuntamiento en el año 1973. Se reunirían en sus salas la mayor cantidad de obra del toledano Alberto, acompañado de otros autores contemporáneos que donaron sus obras. El cierre arbitrario de las instalaciones no solo anulaba la evolución del museo, sino el reconocimiento en su lugar de nacimiento de Alberto Sánchez. Toledo se empobrecía, porque lo que enriquece a las ciudades es el patrimonio que con el tiempo se hace histórico. Y la ciudad contraía una deuda, aún pendiente, con Alberto Sánchez. La otra es la que tiene con su propia historia cercana: siglos XIX y XX.
La recuperación de Alberto Sánchez y del arte contemporáneo es una obligación cívica y política de los actuales dirigentes, que no deberían ignorar. Es su papel en la historia, es el futuro de la ciudad. Y, a su vez, deben iniciar el rescate de aquellos que continuaron haciendo arte por la inspiración e influjo de Alberto. Hay obras más que suficientes y de calidad, dispersas por diversos lugares, amontonadas en las casas de quienes aún viven o en manos de sus descendientes. Acumulan polvo, humedades, los colores se deterioran, pierden textura. Claro que lo mismo sucede con las obras de aquel museo que torticeramente se cerró. Las que están en otros lugares fueron usurpadas con alevosía. Las que se conservan aún en Toledo se agolpan en el almacén del Miradero, que es otra forma de usurpación alevosa, a la espera del Museo Provincial de Toledo.