El proyecto de las fotovoltaicas apunta un impacto moderado

M.G
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El documento indica que el factor más afectado será la fauna por la alteración de su hábitat. Destaca un impacto visual de la instalaciones del 16% en Zurraquín y del 35% en Valdecaba

El proyecto plantea la colocación de casi 500.000 paneles solares

El proyecto de la empresa 'Lilasol Desarrollos España' generaría «un impacto moderado» con la instalación de dos plantas fotovoltaicas y el resto de infraestructuras de evacuación y canalización de la energía hasta la estación colectora en Leganés. Así se desprende del estudio ambiental ligado a esta iniciativa tras analizar las cuatro alternativas de emplazamiento que se barajaron antes de tomar una decisión para implantarlas en Zurraquín y Valdecaba.

En principio, el proyecto se interesó por los terrenos cercanos al Arroyo de la Cañada de la Barca», pero su proximidad al Tajo, varias urbanizaciones y distintas vías de comunicación dieron al traste con la idea. Ylo mismo ocurrió con la posibilidad de ubicar las plantas fotovoltaicas cerca de Pinedo, ya que la cercanía del yacimiento paleontológico del Pleistoceno medio» ayudó a descartar la posibilidad.

Si bien, también se ofreció la posibilidad de que estas instalaciones fotovoltaicas salieran del término municipal de Toledo para ubicarlas en Yepes o en Alameda de la Sagra. No obstante, el estudio técnico y ambiental se decantó por Zurraquín y Valdecaba, a pesar de se sitúan a 20 kilómetros una de la otra, porque «obtiene el mejor resultado para el conjunto de condicionantes» que es necesario analizar a fin de obtener la autorización administrativa correspondiente .

Por tanto, el equipo técnico redactor del informe ambiental concluye que en estos dos emplazamientos se producen «menores tasas de afección de carácter medioambiental» por su localización dentro de las parcelas y el trazado del proyecto.

La documentación insiste en que las instalaciones se ubicarán en zonas «con escasa vegetación natural», debido a que buena parte del suelo está reservado a la agricultura, no hay zonas arboladas y se subraya que el proyecto «queda fuera de cualquier espacio protegido».

Tras analizar los impactos visuales, paisajísticos, la fauna, la vegetación, las vías pecuarias y el resto de infraestructuras, el estudio ambiental concluye «que las acciones más agresivas serán relacionadas con la presencia de personal y maquinaria durante la construcción». En concreto, las molestias causadas afectarán especialmente a la fauna «por la alteración de su hábitat» y se plantea una serie de medidas correctoras y un programa de vigilancia ambiental para minimizar y tener bajo control la problemática.

El documento se detiene en el impacto visual de las instalaciones, aunque pone por encima «los impactos positivos» relacionados «con el desarrollo económico» y ligados «al medio ambiente global con la producción de energía renovable y el ahorro en el consumo del agua».

Según los cálculos técnicos, la planta solar fotovoltáica de Zurraquín será visible en un 16% y la que se levante en Valdecaba «en un 35%». Por tanto, se plantean medidas correctoras para que las instalaciones sean «lo más respetuosas posibles» con el entorno, con lo que juegan un papel fundamental la elección de los materiales, aunque  los casi 500.000 paneles solares serán difíciles de disimular a pesar de  que se plantee que la vegetación colonice los terrenos para integrar las instalaciones.