Juan Luis Arsuaga

Juan Luis Arsuaga


Svante Pääbo, nuestro amigo premio Nobel

04/10/2022

Para ser considerado un genio científico hay que ver el futuro donde todos dicen que no hay nada, que es imposible hacerlo, que no merece la pena perder energías. Hace falta ser un visionario como Svante. Porque todos decían que en los huesos fósiles no había nada, que recuperar el genoma de especies desaparecidas era imposible. Pero había mucho, genomas enteros, y resultó que era posible recuperarlos. Y por eso le han concedido a Svante, el hombre tranquilo, el premio Nobel.
Así pues, Svante se sacó de la nada toda una especialidad científica, a caballo entre la paleontología y la genética, que se beneficia de los avances en los dos campos. No cabe dudar de que Svante ha realizado una proeza.
Los estudios de ADN antiguo nos han permitido saber qué especies vivientes han intercambiado genes en el pasado con especies extinguidas. Como tales, los neandertales están extinguidos, pero la mayoría de los seres humanos llevamos genes neandertales en una pequeña cantidad, en torno al 3% en promedio. Y muchos asiáticos y australianos son también portadores de genes de una línea evolutiva asiática, la de los denisovanos, que estaba emparentada con los neandertales. De los denisovanos apenas sabemos nada de su anatomía, aunque conozcamos su genética.
Estos resultados nos obligan a replantearnos el concepto mismo de especie, porque hasta hace poco se decía que una especie no podía intercambiar genes con otra, es decir, que cada especie estaba aislada genéticamente del resto.
El equipo de Atapuerca lleva muchos años colaborando con Svante y su equipo del Instituto Max Plank de Leipzig, en Alemania. Primero se recuperó el genoma mitocondrial de los fósiles de la Sima de los Huesos, que sigue siendo el ADN humano más antiguo, con mucha diferencia. Y recientemente Atapuerca ha producido otro descubrimiento que parecía imposible: extraer ADN antiguo del propio sedimento, sin necesidad de fósiles. Lo ha hecho el equipo de Mattias Meyer, un discípulo de Svante, en la Galería de las Estatuas de Atapuerca y en la cueva Denisova en Siberia. En el caso de la Galería de las Estatuas, un muestro enormemente minucioso y exhaustivo llevado a cabo por el equipo de Atapuerca en unas secuencias de sedimentos exquisitamente excavadas ha permitido saber lo que le ocurrió a los neandertales que vivieron allí hace entre 100.000 años y 80.000 años. En pocas palabras, hubo una sustitución de unos neandertales por otros. La especie atravesó en toda Europa un cuello de botella y se perdió mucha diversidad genética. Los que sobrevivieron repoblaron el continente.
Hoy mucha gente nos ha felicitado a los investigadores de Atapuerca. Hemos contestado con una sonrisa. ¡Por la parte que os toca!, nos han dicho. Es un orgullo que nos toque una parte del éxito. Svante se lo merece, su investigación nos ha hecho más grandes a todos.
*Juan Luis Arsuaga es Director Científico del Museo de la Evolución Humana.