Toledo, catedral del Mundo

F. J. R.
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Las altas temperaturas propiciaron que la procesión fuese menos multitudinaria que en otras ediciones, pero eso no restó ni un ápice del fervor de los toledanos por recuperar su fiesta más grande

La Custodia de Arfe enfila la Catedral desde la calle Trinidad. - Foto: Yolanda Lancha

Toledo se reencontró ayer con su Corpus. Tras dos años de ausencia había muchas ganas en la ciudad de celebrar la fiesta grande y los toledanos y visitantes no decepcionaron. Vencieron a las altas temperaturas y aguantaron toda la mañana para no perderse ni un ápice de la procesión. Eso sí, la ola de calor se dejó notar y la celebración no fue tan multitudinaria como en años anteriores.

A primera hora de la mañana se notaba ya el gentío en el Casco. Antes incluso de que a las ocho de la mañana el disparo de las bombas reales anunciara que era día grande en Toledo, las calles eran un hervidero para poder ver el desfile de la Tarasca y los Gigantones.

Con el paso de las horas la temperatura fue subiendo, y el recorrido procesional fue tomando forma, con algunas calvas notables que evidenciaban el miedo al calor.

Los tapices de Portocarrero volvieron a la calleLos tapices de Portocarrero volvieron a la calle - Foto: Yolanda LanchaEspecialmente llamativo era el caso de Zocodover, en el que se veían incluso sillas vacías (que se llenaron solo con la llegada de la Custodia). Pero eso no evitó que la fiesta se viviera por todo lo alto.

Sobre las diez de la mañana dio comienzo la Misa Pontifical en la Catedral, y el arzobispo Francisco Cerro Chaves pudo al fin oficiar un Corpus libre de restricciones. La pandemia no le había dejado estrenarse, y ayer se sacó la espina con su homilía y una alocución en Zocodover que será recordada por lo breve y conciso de sus palabras.

Antes, sobre la once de la mañana, los distintos participantes del cortejo procesional comenzaron a desfilar, hasta que sobre las 11:50 horas la Custodia de Arfe hacía acto de aparición en las jambas de la Puerta Llana.

La alcaldesa, Milagros Tolón, flanqueada por Noelia de la Cruz y José Pablo Sabrido.La alcaldesa, Milagros Tolón, flanqueada por Noelia de la Cruz y José Pablo Sabrido. - Foto: Yolanda LanchaBajo los acordes del himno de España, interpretado por la banda de música de la Academia de Infantería, la enorme alhaja toledana pudo de nuevo recorrer las calles plagadas de fieles.

Especialmente emotiva fue su llegada a la plaza mayor. Centenares de personas aplaudieron su entrada en las escalinatas del teatro de Rojas, entre vítores de 'Viva Jesús Sacramentado', pero fue en Zocodover donde se produjo el primer gran momento de la procesión.

«Esta plaza de Zocodover se convierte ahora en la Catedral del mundo», anunció en su alocución el arzobispo, como perfecto resumen de lo que se estaba viviendo ayer en las calles de Toledo.

Los militares fueron muy aplaudidos.Los militares fueron muy aplaudidos. - Foto: Yolanda LanchaEntre aplausos, la Custodia retomó la marcha para enfilar por las estrecheces de Alfileritos, en donde el olor a tomillo se condensa y se pueden ver algunas de las imágenes más toledanas de la Custodia, tocando giraldas y recibiendo pétalos de los balcones.

El público se protegió el intenso calor.
El público se protegió el intenso calor. - Foto: Yolanda Lancha
El retorno de Eucaristía al templo primado se produjo a las 13:58 horas, de nuevo con el himno nacional y una salva de morteros. La llegada del Cuerpo de Cristo no era el fin del festejo, pues aún quedaban muchos por procesionar y el colofón final, el desfile de los cadetes de la Academia que un año más fueron de los más aplaudidos.