Importante toque de atención de Ángel Téllez en Las Ventas

Mario Gómez
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El moracho acaricia el toreo al natural y la espada le impide pasear un trofeo. Actuación maciza a tener muy en cuenta por su contenido y estructura. Joselito Adame sufrió una fea voltereta y fue trasladado al hospital tras pasaportar al cuarto

Téllez se encumbró al natural. - Foto: Plaza 1

Vivir o estar vivo. Pudiera parecer lo mismo pero el abismo entre ambas es hacerlo y disfrutarlo dando sentido o simplemente cumplir las funciones vitales para contituar con la vida. No es lo mismo torear que hacer el toreo, no es lo mismo un muletazo que acariciar una embestida. Y con esas se recibió Téllez al tercero de la tarde. Tan bisoño como maduro, tan afanoso como delicado. Y con esas acarició al natural las embestidas no merecedoras de un torazo de Araúz de Robles que permitió que el moracho mostrase que el banquillo curte. A pesar de ser nobel y sumar solamente un puñado de paseíllos como matador de toros, sus muñecas atesoran más reposado el ímpetu de aquel novillero que encandiló a toda España. Se doctoró y confirmó en apenas un mes de aquella vida tan lejana que incluso una pandemia hay por medio. Ahora, renovado y asentado, capaz y maduro, pide paso en un escalafón copado por un puñado de nombres y con una ganadería que traía leña para pasar un invierno. Le dio igual. Atalonado giró sobre la cintura para instrumentar ese baile celestial que es el toreo puro, el de sentimiento, el de mandar las indómitas embestidas a la vez que se crea arte. Pasó infinitas veces a pitón contrario meciendo el cuerpo y sabiendo que la línea era la del no retorno. Cualquier fallo podía costarle caro. Le dio igual. Enfrontilado echó los vuelos y meció la muñeca para vaciar plus ultra las embestidas pastueñas del de Araúz de Robles. Había que apostar por una oportunidad que tenía repercusión en todo el orbe. Vaya si lo aprovechó. Lástima que el dios de la lírica no le dotó también del don de los aceros, pues pinchó arriba, tan arriba como apunta este torero, y el pinchazo dejó todo en una vuelta al ruedo de peso y que deja muchas ganas de volver a verlo.

Con los naturales en el recuerdo salió el 6º. Amplio y con los pitones mirando al cielo, no le acompañó la clase a la movilidad que huía queriendo salirse siempre a tablas. A pesar de eso estuvo hecho un torero, templó y mandó y ahora sí mató de estocada en todo lo alto. Los ingredientes están y solo falta que se conjunguen.Llegará. Quedan ganas de verlo, ojalá que en los puestos que aún faltan por completar en la feria, haya ocasión.

A Joselito Adame le sobraron arrestos y le pesó el apellido. No por él sino por cierto sector intransigente que, gustos aparte, no le pasa ni una al hidrocálido. Protestas que en ocasiones son justificadas, pero que en esta ocasión fueron desmesuradas. Ante el primero 'tris', hizo una faena de oficio, exponiéndose y no guardándose nada. El mayor de los Adame, vio en el toro las condiciones positivas y le tapó algunos de los defectos. Fue como su hermano 'bis' un toro con volumen, que se movía con importancia y al que al azteca le hizo faena que mereció más reconocimiento. Los pupilos de "Chamaco" tuvieron más contiente que contenido, y vinieron a enmendar a un toro del hierro titular que se partió la pata casi sin enterarnos, como la faena de Adame.

Joselito Adame sufrió una espeluznante voltereta en el inicio de faena al 4º.Joselito Adame sufrió una espeluznante voltereta en el inicio de faena al 4º. - Foto: Plaza 1

En el segundo le echó coj**** y tiró la moneda al aire, hasta el punto de que en el primer estatuario salió feamente volteado contra las tablas. Acabó debajo del estribo hecho un pelele y la caída estremeció. Se puso de pie y corrió la mano con importancia. Se sobrepuso al brío del toro y se impuso a su acometividad. Tiró de corazón y pundonor, de orgullo y vergüenza torera y entramó una faena que de nuevo pinchó y le valió una vuelta al ruedo. Joselitó 'corazón de león'. Honor. Pasó a la enfermería una vez que estoqueó al toro y dio la vuelta al toro. La imagen montando en ambulancia era sobrecogedora, el héroe vestido de oro, salía con un batín de enfermo, magullado y con un collarín; en silla de ruedas. Minutos antes se había enfrentado a una mole. Son de otra pasta.

Completó la terna el sevillano Pepe Moral. Acostumbrado a vérselas con la más fea, el de Los Palacios gozó de un lote un tanto insulso pero no demasiado violento. En su primero se encontró con un enemigo a la huída al que intentó meter en el canasto, pero fue sin fortuna, como tampoco la tuvo con la espada con la que pasó un quinario. Ante el quinto se echó de rodillas y trató de calentar su tarde sabiendo que el toro tenía poca estufa. Hizo el esfuerzo y no trascendió

 

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