Él podrá echar la culpa al maestro armero, como hace siempre. Pero el instinto y el ingenio popular no perdonan. El martes pasado, a pocas horas de aparecer la noticia de la visita de Pedro Sánchez a las zonas carbonizadas de Extremadura, oí a una persona de mediana edad que le contaba a otra lo mal que le iba algo y el final de la frase fue la que da título a este artículo: 'estoy más quemao que la España de Pedro Sánchez'.
La verdad es que fue una ocurrencia digna de la literatura de humor la visita a Extremadura. No faltó detalle para hacerla cutre a la vez que ostentosa, tanto por el objeto como por las formas y medios empleados. Porque el objeto de la visita fue inaugurar un AVE cuya velocidad es poco mayor que la de una diligencia, y aún así, ya es pretencioso. Lo de visitar las zonas afectadas por los pavorosos incendios que estamos sufriendo, está justificado pero la actuación pierde totalmente su valor cuando nos enteramos de los medios de transporte empleados para ello.
En la época que nos está tocando vivir, cuando la energía está a precios prohibitivos para la inmensa mayoría de los ciudadanos, usar un avión, el famoso Falcon, un helicóptero, el ya popular Super Puma, o como se llame, y una numerosa flota de vehículos , es una verdadera ostentación, una provocación, una chulería y desde luego, un pésimo ejemplo.
¿Con qué fuerza moral va a pedir don Pedro a los españoles que ahorren energía, para cumplir con las directrices europeas, con las necesidades de la carestía actual y con la mera responsabilidad. Después del despliegue realizado por él para un viaje que le coge a tiro de piedra?
Tengo la sensación que los consejeros del presidente no han evolucionado en absoluto. Siguen queriendo pescar con una caña sin cebo y eso ya no cuela. Ya no asusta Franco –al cabo de tanto mover su tumba ya se ha enterado todo el mundo de que ha muerto- a Putin se le culpa de sus muchos crímenes, pero no de la parte de la inflación que ya germinaba antes de invadir Ucrania. Y la mayoría ya sabe distinguir entre lo que está causado por el cambio climático y lo que lo está por la mala gestión, la imprevisión y la improvisación. Seguramente los que le aconsejan taparse con Putin y el cambio climático, no sabían la perspicacia de que es capaz la población, a la que no se le escapa detalle de ninguna foto.
Lo cierto es que a Pedro Sánchez le deben aburrir sobremanera los problemas reales de la sociedad: las listas de espera de una sanidad colapsada, el túnel del tiempo en que se ha convertido cualquier cosa en las que tenga que poner la mano la administración, que son la mayoría de la actividades humanas, los estragos de la inflación para los sueldos y pensiones y la absoluta politización de cualquier actividad, hasta hacer de España un estado agobiante para cualquiera que no comulgue con su régimen.
El tema de los incendios necesita alguien que se ocupe a tiempo completo de estudiar formas y maneras de prevenirlos y atajarlos. Pero estos asuntos carecen de interés para quién amordaza al estado desde la altura de su inseparable Falcon.