«Los delitos de odio vienen porque la gente se ve impune»

M.G
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El presidente de Bolo Bolo habla de la celebración del Orgullo en Toledo y de la necesidad de continuar avanzando hacia una sociedad plural y diversa. El colectivo está muy satisfecho con la reciente Ley de Diversidad Sexual en Castilla-La Mancha

Ricardo Vicente, presidente de Bolo Bolo - Foto: Yolanda Lancha

Los colores dan alegría y sentido al blanco y gris. El arcoíris relumbra más que nunca estos días aunque ha costado años que escampara y la lluvia dejara paso a una colorida paleta imparable con la que reivindicar igualdad y derechos. El colectivo Bolo Bolo está muy contento y agradecido este año porque acaba de estrenarse la Ley de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI en Castilla-La Mancha, una normativa que pone fin a reivindicaciones históricas.

Ricardo, la voz de Bolo Bolo desde que fue elegido presidente de la asociación en 2020, no ha parado estos días con los preparativos de la programación 'Toledo entiende', que este año ha traído un buen número de actividades lúdicas y de concienciación en busca de una ciudad abierta, tolerante inclusiva y lejana a discursos de odio. 

Este mes se celebra de nuevo el Orgullo y con muchas ganas de calle. ¿Hay un apoyo institucional fuerte en la ciudad? 

Sí, actualmente hay un apoyo fuerte tanto por parte de la Junta de Comunidades como por parte del Ayuntamiento de Toledo. A raíz de la aprobación de la ley regional estamos teniendo mucho apoyo por parte de las instituciones y de las fuerzas de seguridad del estado. Se han puesto en contacto con Bolo Bolo la Policía y la Guardia Civil, esta última sin protocolo en condiciones para los delitos de odio todavía, para ayudarnos. También hay que sumarlo a la reciente aprobación de la ley estatal en relación a los delitos de odio y parece que se está tomando muy en serio al colectivo y se nos ve como gente de primera, gente como todo el mundo.

¿Cómo ha afectado la pandemia de covid a la visibilidad estos dos últimos años? 

Ha afectado bastante porque no se han podido celebrar actos con motivo del Orgullo ni hacer muchísimas cosas en la calle. En las redes sí hemos hecho mucho por la visibilidad de manera on line, pero con las restricciones de movilidad no se podía ir más allá. 

En el ámbito laboral el colectivo todavía sufre mucha discriminación, pero lo cierto es que se habla poco todavía del tema. ¿Qué se puede hacer?

Podría decir que es una asignatura pendiente, pero no es así porque estamos empezando a darle mucha caña a estos temas. Nosotros desde Bolo Bolo tenemos un convenio firmado con el sindicato CCOO y cualquier problema laboral que surge ellos nos lo intentan solucionar y estamos muy contentos. Aun así, hay mucha discriminación en el trabajo y mucho miedo a la salida del armario por diferentes motivos. Sigue habiendo un sector de la población bastante carca y se percibe bastante miedo al rechazo. 

Sin embargo, se está luchando mucho y la ley nueva apoya esta problemática, sobre todo, con formación, que es imprescindible. Suelo decir siempre que la lgtbifobia es más un desconocimiento que odio en sí, por eso es tan importante que se nos vea, la visibilidad en el trabajo, en la vida social y familiar. Es necesario que se vea lo normal que es la gente LGTBI+ para que se acabe la lgtbifobia. Cuando se conoce ya no hay miedo a lo desconocido. 

El lema de la manifestación de Madrid este año es 'Frente al odio,  visibilidad, orgullo y resiliencia'... ¿Tanto odio se detecta?

Sí. Siempre quiero pensar que es una inmensa minoría que da mucha guerra, sobre todo, los de ciertos partidos de ultraderecha que siguen demostrando auténtico odio hacia el colectivo. Estamos intentando no decirlo así, pero lo cierto es que son discursos de odio. El lema se elige entre todas las asociaciones federadas y Bolo Bolo también estuvo en la votación eligiendo este lema que nos parece tan importante.

En este caso, estamos viendo con bastante impunidad ese rechazo a nuestro colectivo y no lo entendemos. El tema es tan importante y preocupante que casi todos los lemas que se propusieron hablaban de odio. Tenemos que enseñar a esa sociedad que muchas veces vive en la ignorancia y hay gente que nos trata con mucho odio.

Y si se analiza ese odio, ¿hay una explicación fundamentada detrás de esos discursos de partidos de ultraderecha?

Sinceramente, no me he parado a pensarlo. Creo que el desconocimiento suele estar detrás muchas veces, aunque en ciertos casos es mucho más y se traduce en odio y rechazo total y absoluto. Supongo que hay detrás educaciones bastante conservadoras, pero muchas veces tampoco tiene explicación y  es lógico que muchas veces pensemos qué hemos hecho nosotros y nosotras para que nos tengan tanta inquina. 

La estadística del Ministerio del Interior apunta que en los últimos años los delitos de odio han crecido un 10%. ¿Te preocupa?

Sí, mucho. Y los delitos de odio vienen porque la gente se ve impune. Por ese motivo, son tan necesarias las leyes que se han aprobado. Estamos hablando de derechos humanos y es necesario penalizarlo. Hay cosas intolerables por parte de cualquier ser humano.

También llama mucho la atención que alrededor del 90% de las agresiones que sufre el colectivo no se lleguen a denunciar.

En la semana del Toledo Entiende hemos tenido que suspender y posponer para septiembre una mesa redonda con la Policía Nacional, la Guardia Civil y la UME para poner el acento en lo importante que es poner una denuncia. Pero hay mucho miedo a denunciar, a ese primer contacto con el agente que te va a atender y al rechazo en general. Desde Bolo Bolo tenemos un equipo dedicado a acompañar a la gente que quiere denunciar y a ayudar a que superen ese miedo al rechazo en relación a las fuerzas de seguridad, un miedo que no es real porque nos están apoyando mucho, nos tratan con un gran respeto y nos ayudan.

También las personas agredidas tienen mucho miedo a la reacción de la gente y de los vecinos a los que se ha denunciado. Por esto, hay que regular bien los delitos de odio para que no haya lugar a posibles represalias. Es algo similar a lo que ocurre con la violencia de género, se necesita un apoyo más allá de ayudar en el paso de la denuncia. Y tengo muchas esperanzas en la nueva ley.

El colectivo LGTBI+ lleva muchos años de visibilización, de derechos y de trabajo en igualdad. Se ha avanzado mucho en relación a la condición sexual, pero aún hay mucho margen en la identidad de género. ¿Hay que trabajarlo más?

Por supuesto. Hay que sensibilizar y educar a la sociedad en general para que lo entienda. Hay mucha confusión entre sexualidad e identidad de género, pero estamos trabajando en ello para que se hable, se enseñe y la gente entienda que somos una sociedad diversa y no todos somos iguales. Hay que enseñar que no solo es la sexualidad, también la identidad de género. En definitiva, cada uno tiene que decir soy como soy, como diría la canción.Y llevamos 21 años en Bolo Bolo con estos temas dando pequeños pasos y avanzando.

Aunque pueda parecer que hay gente que cada vez se radicaliza más, lo cierto es que este año estoy viendo un vuelco en el Orgullo importante, pero no sé si será por efecto de la pandemia. Se nota en los orgullos rurales, que son muy importantes porque en las ciudades parece que siempre hay más respeto e información que en el entorno rural. Y estoy encantado de cada vez haya más gente levantando su bandera en los pueblos.

¿Qué espera Bolo Bolo de la Ley Trans que acaba de aprobarse en el Congreso?

Que se ponga en marcha pronto y no se genere mucha polémica. Es una ley necesaria y muy trabajada para que la gente pueda ser lo que sienta y lo que es. Hace falta que la gente lo respete y ciertos sectores no creen polémica por nada porque no lo aceptan. Hay que recordar que hay partidos que en su momento votaron en contra de la ley del divorcio y del matrimonio homosexual y ahora han aceptado ésta, con lo que hay polémicas absurdas muchas veces. Al final, no deja de ser un avance de una sociedad más plural y más tolerante, algo bueno para la sociedad. 

¿Habrá que seguir luchando para conseguir esa tercera casilla en el DNI para que las personas no binarias tengan los mismos derechos? 

En eso estamos. Hay que luchar para una tercera casilla en todo, no únicamente en el DNI. Hay muchos formularios en los que siempre se pregunta si eres hombre o mujer y ni siquiera es necesario preguntarlo. ¿Es necesario pronunciarse para comprar unos auriculares? Hay mucha obsesión por saber de qué sexo es cada uno y es algo que no tiene importancia. Hay de todo, pero hay que ser más plurales y respetar que cada uno sea lo que sea y no que todos tengamos que ser lo que unos quieren que seamos.

Pero se necesita información sobre este tema porque mucha gente está confusa con el género fluido, el género no binario...

Tiene que haber información y formación. La gente más joven está educada en la diversidad y el respeto, pero la más mayor todavía no. Desde Bolo sí que hemos impartido formación on line. Estamos dando visibilidad a las distintas realidades de la sociedad, pero es un trabajo duro y es complicado descubrir de repente que todo no es blanco y negro, de ahí el arcoíris. 

Tampoco se habla demasiado de los menores. ¿Hay que trabajar más para garantizar su apoyo?

Ahí el tema me toca la fibra. Todos hemos sido pequeños. Tengo 47 años y de niño para mí todo esto era un mundo y más en una sociedad toledana tan conservadora. Te sientes solo, raro, te hacen sentir una persona extraña. Desde que soy presidente de Bolo Bolo mi obsesión es que haya formación para las familias, el entorno y todo el mundo. El objetivo es enseñar desde pequeños que somos diversos para que no se rechace a los que son diferentes. 

También habrá que mantener las iniciativas en el ámbito educativo para que haya tolerancia, respeto e igualdad.

Es importantísimo aunque haya gente que piense que vamos a adoctrinar. Pero no es así, lo único que hacemos es enseñar la diversidad a la población, simplemente. Hay mucha polémica porque vayamos o no a las aulas, pero es importante que se nos de cobertura para educar a los más pequeños en la diversidad, el respeto, lo diferente, lo que no está establecido por la sociedad judeocristiana y patriarcal.

Si desde pequeños enseñamos que no pasa nada, todo se normalizará. Yo nací marica y con 47 años sigo siendo marica, ¿y qué? Y a mucha gente se le olvida que estamos hablando de derechos humanos y del derecho de que cada uno elija lo que quiera.

¿Qué pasa con el rechazo que se está dando hacia las mujeres trans por parte de otras mujeres feministas?

No entendemos como hay mujeres que luchan por la igualdad y rechazan a la vez a las mujeres trans, que una mujer sea mujer. Les tendemos la mano a hablar para que entiendan que somos diversos y las mujeres trans no vienen a comerle el terreno a nadie.

Bolo Bolo estará muy contento con la aprobación de la Ley de Diversidad Sexual y Derechos de Castilla-La Mancha.

Sí, mucho. Nuestro lema de la manifestación que se celebró el sábado con mucho éxito ha sido 'con un orgullo de nuestra ley Castilla-La Mancha camina hacia el futuro'. Estamos muy orgullosos con esta ley porque llevábamos muchos años pidiendo una normativa de diversidad en la región. 

Esta ley está muy trabajada, hemos participado todos los colectivos, está consensuada con los partidos en las Cortes y ha habido un proceso on line para que participara la sociedad. Además, está muy adaptada a las necesidades que tiene Castilla-La Mancha por sus problemas de comunicación y su ámbito rural. El día que se aprobó la ley, con todas las asociaciones en las Cortes, ha sido el más feliz de mi vida. 

Pero enseguida llegaron los obispos a manifestar su preocupación por los preceptos ideológicos de esta nueva ley

No quiero yo meterme en camisa de once varas porque no los entiendo. Aun así, hay que decir que desde las Cortes se reunieron con ellos antes de la aprobación de la ley y les pareció todo muy bien. 

Hablando de la Iglesia...¿También será necesario que como institución vaya abriendo la mente y trabajando por la diversidad.

Hay muchas personas del colectivo que son creyentes y practicantes. Incluso en Bolo Bolo hay un grupo de trabajo de fe y espiritualidad y hubo unas jornadas en mayo en el Castillo de San Servando. 

La Iglesia no ha luchado, salvo por sus propios intereses, y se ha ido adaptando a todo con 50 ó 60 años de retraso. Se irán adaptando porque el colectivo es imparable siempre que no lleguen ciertos poderes al Gobierno, como está ocurriendo en Castilla y León o en Madrid, que van de abiertos y no cuelgan la bandera arcoiris cuando lo están haciendo todos los ayuntamientos. 

Hay jurisprudencia que dice que las banderas se pueden poner y no pasa nada. Nosotros respetamos todo y queremos también que los heterosexuales sean uno más en nuestras familias a pesar de que haya gente que diga que nos aislamos y no queremos acogerlos, pero es mentira.