La «lucha por el futuro» desde la empresa familiar

Mario G. Gutiérrez
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La Asociación Empresa Familiar de Castilla La Mancha y Unicef han suscrito un acuerdo de colaboración para el desarrollo de programas educativos en Guinea-Bisáu

Los presidentes de ambas entidades rubricaron el convenio en un tono muy amistoso. - Foto: Yolanda Lancha

«Hoy es un día de alegría, de celebración y para estar contentos», afirmaba Joaquín Sánchez Garrido, Presidente de Unicef Comité Castilla-La Mancha, tras firmar un acuerdo con la Asociación Empresa Familiar de Castilla La Mancha que permitirá desarrollar programas educativos en África.

Concretamente serán en Guinea-Bisáu donde los empresarios castellanomanchegos «pongan su granito de arena» para apostar por el futuro de los más jóvenes. 

Se trata de «un fin fundamental para el desarrollo», explicaba Sánchez Garrido, que se deshizo en palabras de agradecimiento en lo que definió como «una lucha por el futuro». Del mismo modo manifestó su agradecimiento personal a Juan Ignacio de Mesa, presidente de la asociación empresarial, a quien definió como «colega», y a quien agradeció su «celeridad y predisposición» para materializar el acuerdo, bromeando sobre que si todos los acuerdos que alcanzan con Unicef tuvieran esta celeridad, serían «los reyes del mambo».

El mismo tono cordial fue el que mantuvo De Mesa para referirse a los mimbres del acuerdo, del que desveló que se trató de una conversación «rápida», que fue sometido como «acuerdo marco» a la asamblea general y que «fue aprobado por unanimidad». 

«El movimiento se demuestra andando», dijo, por lo que explicó que esta era la mejor forma de «apostar por la juventud dotándoles de oportunidades». Según el presidente de la patronal, estas acciones llevadas a cabo por la ONG permitirán que las empresas familiares castellanomanchegas «puedan vincularse a proyectos humanitarios realizando pequeñas aportaciones», además de materializar ala apuesta por luchar contra el abandono del mundo rural, algo que debe ser una «referencia» para cumplir los objetivos finales.

De Mesa incidió en que la realización de estos proyectos conjuntos entre ambas entidades dependerán de las propias empresas, siendo la Asociación quien canalice las ayudas que recibirá la entidad humanitaria que principalmente se desarrolla en países subdesarrollados, pero que también realiza una labor en «ámbitos de proximidad», como matizó Sánchez Garrrido, haciendo referencia a empresas que mediante Unicef donaron material sanitario y financiaron vacunas en los primeros compases de la pandemia, cuando «la Covid nos pilló por sorpresa».

El presidente del comité regional de Unicef recordó que «aunque ahora todos nuestros pensamientos se marchan a Ucrania, y parte de los recursos también, no podemos olvidar a otros territorios como Mali, Afganistán, Guinea o Argel», y apremió a realizar tareas solidarias recordando que «hasta bien avanzados los años 60 España recibió alimentos por parte de la ONU», por lo que en la medida de lo posible es necesario pensar en los que menos tienen, ya que «con lo poco se puede hacer mucho».

UCRANIA. La actualidad de la Guerra de Ucrania también salió a relucir como uno de los proyectos que más fondos requiere. Sánchez Garrido recordó que «Unicef fue la primera ONG en establecerse en el territorio», y que desde 2014 actúa sobre el terreno tras la invasión del Dombás. La entidad creó cinco agencias y «25 puntos azules junto a ACNUR», algo que ha marcado su experiencia con una acción principalmente dedicada a la «atención a niños y su vacunación».