Kahnweiler, un visionario del arte

EFE
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El Museo Picasso recompone la colección de uno de los marchantes más importantes del siglo XX con una muestra que aúna obras del genio malagueño y de otros grandes creadores

Más de 150 obras y 125 documentos, muchos del Centro Pompidou de París, forman parte del recorrido. - Foto: Toni Albir

Obras maestras de Braque, Juan Gris y Klee, entre otros muchos grandes creadores, conforman el recorrido de la exposición que el Museo Picasso dedica a uno de los más importantes marchantes del siglo XX, Daniel-Henry Kahnweiler, y que se cierra con dos salas espléndidas dedicadas al propio Picasso, del que fue galerista y amigo.

La muestra, que se podrá ver en Barcelona hasta el próximo 19 de marzo, «es una de las más extensas que ha organizado en los últimos años el Museo Picasso», según afirma su director, Emmanuel Guigon. Más de 150 obras y 125 documentos forman parte del recorrido que ocupa dos plantas de la pinacoteca y que se nutre principalmente de las 165 piezas, entre pinturas, esculturas y libros, que ha prestado para la ocasión el Centro Pompidou de París.

«Quiero subrayar la excepcionalidad de esta exposición -señala la comisaria de la muestra, Brigitte Leal-, no solo por la cantidad de obras prestadas, sino también porque es la primera vez que la colección que donó la familia de Kahnweiler al Pompidou se muestra junto a las del Museo Picasso y de otras colecciones que ayudan a explicar la relación del marchante con Barcelona».

Una mujer observa una de las pinturas expuestas.Una mujer observa una de las pinturas expuestas. - Foto: Toni AlbirKahnweiler conoció al artista malagueño en París en 1907, cuando el genio andaluz tenía 26 años y el marchante de arte alemán tenía tan solo 23 y acababa de abrir una minúscula galería.

En este espacio nació el cubismo, cuando un crítico que acudió a la muestra de George Braque, que organizó Kahnweiler, calificó de «pequeños cubos» los paisajes de sus pinturas.

«Kahnweiler fue un gran experto en arte que supo ver lo que iba a ser importante en el futuro», comenta al respecto el teniente de alcalde de Ayuntamiento de Barcelona Jordi Martí.

En las primeras salas de la exposición se aprecia este espíritu visionario de Kahnweiler, con obras de Braque, Juan Gris, Henri Laurens, Paul Klee, Fernand Léger, Gaton Luois Roux y André Masson.

«Además de una persona muy culta, Kahnweiler era un humanista y un defensor del arte y de la libertad, que estableció una relación con los artistas que iba más allá de la relación comercial habitual entre un creador y su marchante», añade Brigitte Leal.

Un vínculo que se aprecia en los retratos que varios artistas, entre ellos Picasso, hicieron de él y de su mujer y en las fotografías que se muestran en Barcelona.

Según la comisaria de la exposición, la «fe en los hombres y en la civilización que siempre tuvo Kahnweiler le animó a seguir trabajando a favor del arte durante toda su vida, a pesar de que lo perdió todo en las dos guerras mundiales por su condición de judío y alemán».

Tras la Primera Guerra Mundial, las piezas de la primera galería le fueron confiscadas y en 1940 fue desposeído de todos sus bienes.

«En cuanto pudo volvió a comprar las obras -detalla Leal- y las que se pueden ver en Barcelona son las que tenía en su casa, las que más quería».

Su gran debilidad

Kahnweiler coleccionó piezas de muchos grandes del arte, pero para él Picasso fue «el gran choque de su vida» y estaba por encima de todo, según Leal. De ahí que las dos últimas salas de la exposición estén dedicadas en exclusiva al malagueño, con grandes obras como Las Meninas o Mujer desnuda estirada.

Pero la muestra también se detiene en otros aspectos de la relación de Kahnweiler con Barcelona, como su estrecha relación con la Sala Gaspar de Barcelona, sin la cual no hubiera sido posible que la obra de Picasso se pudiera ver en España en plena dictadura franquista, y su interés por el escultor Manolo Hugué y el pintor Josep de Togores, a los que apadrinó, como se aprecia en la exhibición.

Completan la exposición, que forma parte de los actos de conmemoración del 50 aniversario de la muerte de Picasso -que se conmemora el próximo año-, decenas de libros, reflejo de la faceta de editor de este hombre poliédrico.