Contra viento y arena

Mario Gómez / LAS VENTAS
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Una áspera novillada de Fuente Ymbro y un fuerte vendaval protagonizan el inicio de temporada en Las Ventas. Álvaro Alarcón deja destellos de un toreo personal y las ganas de querer ser. Mario Navas da una vuelta en su presentación

Alarcón, visiblemente contrariado, abandona la Plaza de Toros de Las Ventas - Foto: M. Gómez

Regía en lo alto un sol de primavera que casi daba justicia de verano. Ideal temperatura para optar por hacer una fugaz escapada a la playa. Quizá aquellos que piensen que Madrid no tiene playa, no vieron los tercios de la Plaza de Toros de Las Ventas en la primera de la temporada. Demasiada arena, y demasiado suelta; tanto así que provocó caídas incluso de los subalternos. Eso unido al fuerte vendaval y que los toros de Fuente Ymbro pastan en tierras gaditanas, pudiera hacer creer a más de uno que se encontraba en Tarifa.

El rictus serio de Álvaro Alarcón cuando se dirigía al centro del platillo para brindar a los presentes la primera faena de su tarde dejaba entre ver las ganas del torrijeño por refrendar todo lo conseguido hasta el momento. A a pesar de afanarse en ello el viento se lo llevó, literal. Rachas de mucha velocidad impedían que el novillero se colocase y pudiera echar los vuelos a un animal de Fuente Ymbro que sin ser nada del otro mundo pudo tener una lidia con más opciones. Alternó ambos pitones y con un esfuerzo innegociable y unas ganas de querer ser que arrollan a veces a las condiciones naturales de los animales, Alarcón quiso mostrar que no está de paso, pero no fue el día. A pesar de que no era de triunfo no se alivió a la hora de entrar a matar lo que le hizo salir tambaleado tras ser empitonado de fea manera en el costado, afortunadamente sin llegar a calar el pitón. Le sacó el aire, y nos lo vació a los presentes. Se volvió a escapar, como ya lo había hecho cuando el primero lo arrolló en un quite en el que lanzó al novillero por los aires mientras propinaba cuchilladas al aire, afortunadamente sin hacer presa. Recibió palmas camino de la enfermería.

Con un estudio radiológico pendiente para conocer el alcance de la lesión, salió al quinto. Un animal terciado de hechuras que fue protestado de salida y ante el que Alarcón se encargó de poner pronto a todos de acuerdo con el capote. Antes, en su primero, dejó dos verónicas rodilla en tierra que recordaron a grandes maestros de la tauromaquia. Con este castaño se lo sacó toreando con el mentón hundido pasándolo a media altura. Más allá del tercio cuando le exigió y le sometió respondió el animal con más genio que clase A pesar de lo cual Alarcón hizo un esfuerzo para intentar entramar faena luchando contra los elementos. Pasajes de muchos quilates y muy personales que el respetable supo valorar consciente de la dimensión que puede llegar a alcanzar a dar este torero. Todo quedó ahí y la despedida de Madrid seguro que no fue la soñada, pero deja la puerta abierta de cara a una alternativa en la que ojalá pueda mostrar lo que se le atisba.

Mario Navas por su parte, se presentaba en Madrid como novillero con caballos. El vallisoletano atesora buenas maneras además de la inteligencia de, en caso de viento buscar terrenos favorables. Eso explica una de sus faenas en el cinco y otra en los bajos del diez junto a que tuvo lo menos complicado del encierro y que Eolo otorga por descansar durante sus faenas, permitió que el novillero bordease la oreja en su primero y tuviese opción de haberla paseado en su segundo de haber doblado. No cabe duda de que dejó un ambiente óptimo y al aficionado ha habido de verle con mejor materia prima y mejores condiciones atmosféricas.

Completó la terna el francés Yon Lamothe, quién fue el encargado de despachar el primer animal de esta temporada. El francés mostró disposición y ganas con buen manejo sobre todo de la muleta, así como habilidad con la espada; pero pecó de ser un tanto frío lo que maridado con la condición de los animales y el fuerte vendaval no ayudó a tener repercusión.