Miguel Ángel Sánchez

Querencias

Miguel Ángel Sánchez


Año nuevo, trasvase viejo

14/10/2022

Comenzado el año hidrológico, la cosa no cambia para el Tajo. Era de esperar. Los embalses de regulación de la cabecera, al 18 % de su capacidad. Y la Comisión del Trasvase proponiendo el trasvase máximo en estas circunstancias, es decir, 20 hectómetros cúbicos para el mes de octubre, lo mismo que consumen juntas Talavera de la Reina y Toledo en un año y medio. La Comisión propone trasvasar 20 Hm3, y la ministra rebaja a 7,5 sólo para abastecimiento. Siguen permitiendo que se incumpla la Ley de Aguas en el Segura, que allí rige ley propia. Y eso pese a las precipitaciones extraordinarias del último año -y de las últimas semanas- en la cuenca del Segura. Y a que las previsiones del Centro de Estudios Hidrográficos del propio Ministerio plantean un escenario muy complicado para el Tajo durante el próximo año hidrológico, con Entrepeñas y Buendía en la línea de la raya de los 400 Hm3, a la que quedaron condenados desde la entrada en funcionamiento del famoso memorándum de 2014.
A estas alturas importa poco la cabecera, Entrepeñas y Buendía. Y menos quizá el propio Tajo. En la actual geopolítica del agua, local, regional y nacional, el Tajo y el cierre del trasvase ya no son asuntos prioritarios. Ni a corto, ni a medio, ni a largo plazo. Al contrario, se pactan unos caudales ecológicos muy a la baja; se permite que se incumplan ya por tres años las cinco sentencias del Tribunal Supremo; y no hay problema cuando el Miteco deja año tras años los embalses de cabecera al límite. La bajada de 38 a 27 Hm3 trasvasados en Nivel 2 es mero maquillaje, como ya he escrito otras veces. Una manera de que se entre menos veces en Nivel 3 -situación hidrológica excepcional, como llevamos ya meses-, pero en las cuentas finales la ganancia para el Tajo es mínima. Y todo esto asumiendo que cada año el Miteco «ahorra» decenas de hectómetros cúbicos que deberían salir hacia el Tajo, más de 60 en este último año hidrológico.
Y, por si fuera poco, con el trasvase a la Mancha abierto y funcionando. Finalmente, como se empezó a decir por aquí hace unos cuantos lustros, el Tajo es el río de Castilla-La Mancha, donante universal. Importa poco que los acuíferos manchegos estén esquilmados y contaminados, sobreexplotados y machacados. Que se dé por bueno llevar agua del Tajo para beber a núcleos urbanos en estas circunstancias. Que no se haga nada por revertir la situación. Al contrario. Y que nos conformemos con un Parque nacional, las Tablas de Daimiel, convertido en un charco absolutamente descolgado de su acuífero, sus ríos y la dinámica natural misma por la que fue declarado Parque, y que España y Castilla-La Mancha están obligados a conservar.
Demasiadas huidas hacia adelante.