El arzobispo pide paz en Ucrania y en el resto del mundo

M.G
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Cerro Chaves pronuncia una breve alocución centrada en la guerra de Ucrania y considera esencial acabar «con esa especie de gigante que va engullendo a tantas personas». Mantiene la necesidad de que la sociedad se abrace a «la esperanza»

El arzobispo pide paz en Ucrania y en el resto del mundo - Foto: LT

Breve, mucho más de lo que acostumbraba el anterior arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza. Así se estrenó Cerro Chaves en esta parada clave de la procesión antes de que la Custodia regrese a la Catedral. El arzobispo aprovechó para pedir paz y agradecer a Jesucristo su amor y su bien delante de la obra de Enrique de Arfe, en el Arco de la Sangre. 

La alocución apenas duró un par de minutos, algo a lo que no están acostumbrados los asistentes a la procesión del Corpus, pero la brevedad no resto intensidad a su intervención.

El arzobispo volvió a expresar la necesidad  de la vuelta a la normalidad «para encontrar la alegría y el gozo de salir a la calle» en este Corpus Christi, que también ha podido celebrar «una Eucaristía tan cercana que se puede palpar».

Cerro Chaves dio las gracias a Cristo «por estar ahí» y considera «que los que están aquí» también tienen que hacerlo, sobre todo, por la proximidad «y por tu amor». Además, pidió «por las personas que llevamos en el corazón» y resaltó la necesidad de conseguir «paz». 

En este sentido, el arzobispo puso de manifiesto la reciente conversación que mantuvo con un grupo de ucranianos en Urda que le pudieron trasladar la tragedia y el sufrimiento que padecen desde que comenzó la guerra, «una especie de gigante que va engullendo a tantas personas». 

Si bien, el arzobispo afirmó durante la tradicional alocución que gracias a la presencia y el amor de Dios «la sociedad ha caminado y sigue con esperanza». Por tanto, ve necesario «recobrar nuestras raíces cristianas para cuidar la familia, los ancianos, los inmigrantes, a esas personas que nos encontramos en el camino de la vida». 

Cerro Chaves no quiso terminar sin volver hacer hincapié en la importancia de la esperanza, tal y como mantuvo durante la homilía en la Catedral, «para transformar el mundo y poder vivir según el corazón de Dios».