«A pesar de 'La casa de papel', vivo en un piso en Usera»

M.G
-

Álex Rodrigo, director de 'La casa de papel' desgrana el proceso creativo de la serie española más exitosa, un proyecto colectivo que ha conseguido un sello propio. El director participa en una mesa redonda organizada por el Festival CiBRA

«A pesar de 'La casa de papel' vivo en un piso en Usera» - Foto: Yolanda Lancha

Uno más. Quizá sea lo que busca Álex Rodrigo en cada rodaje de una serie, que cada uno tenga su papel, pero sin protagonismos o histrionismos, que nadie pierda de vista un proyecto colectivo. Y así ocurrió en 'La casa de papel', la exitosa serie de cinco temporadas que ha encandilado a millones de espectadores en medio mundo. Una trama muy viva y unos personajes con mucho que contar en cada capítulo, tanto disfrazados con el mono rojo y la careta de Dalí, como sin nada, en esa gran familia de atracadores capitaneados por El profesor y con su Bella Ciao como himno protesta de fondo. 

¿Qué puedes contar en este encuentro del CiBRA  como director de 'La casa de papel' a los alumnos del instituto Alfonso X sobre la creación de esta serie tan aplaudida?

Contactaron conmigo para participar en una mesa redonda en CiBRA y explicar cómo es el proceso creativo de 'La casa de papel' y al ser alumnos de Imagen y Sonido vengo a transmitirles cómo se rueda, se produce y se gesta una serie de estas características, desde el inicio hasta el montaje final. También cómo trabajamos los directores con los equipos de guión porque en las series tan grandes se van rodando en paralelo varios capítulos a la vez, con distintos directores, y un equipo de guión que ha llegado a estar formado por seis personas a la vez...

Habla de hasta seis guionistas, pero 'La casa de papel' también ha tenido siete directores...

Sí, según la temporada. Normalmente hemos estado tres y en algunos momentos un cuarto de refuerzo, pero uno solo nunca. Son series con muchos capítulos y de una complejidad muy grande. Tenía rodajes de acción y eran bastante pioneros en España por el tipo de escenas que realizamos. Teníamos la ventaja de trabajar con la Fábrica de Moneda y Timbre y el Banco de España, lugares donde los atracadores tienen sus decorados y ocurren las tramas, pero a la vez en paralelo se recreaba el hangar de El profesor, la carpa policial y otra serie de tramas fuera del decorado principal que obligaban a rodar en varias unidades a diario, con lo cual tenía que haber varios directores para rodar y montar lo rodado.

¿Cuesta trabajo ponerse de acuerdo entre los directores? Quizá cada uno tiene su estilo y su forma de rodar... 

Siempre digo que hay que ser muy minuciosos en dirigir a los actores de la misma manera y que los personajes siempre sean los que tú estás viendo como espectador. Si embargo, a nivel técnico, visual, de movimientos de cámara y de estilo cada uno es distinto, pero el espectador común no se da cuenta, salvo que uno trabaje de esto, conozca cómo trabaja cada director y pueda ver las diferencias.

Por otro lado, esta nueva era en la que las series está teniendo tanta importancia y con tanta gente trabajando genera un nuevo camino dentro de la industria para que se diluya el concepto de autor que tiene el mundo del largometraje, es decir, eso de es una peli de... Se trata de un trabajo más colectivo y a mí me parece muy interesante como propuesta profesional y de vida. Es maravilloso que nos pongamos de acuerdo tanta gente en hacer una serie con un sello propio y colectivo. 

De las cinco temporadas de 'La casa de papel', ¿cuáles han sido los momentos de rodaje más complicados?

El arranque de la primera temporada fue difícil porque era un género que nunca se había hecho en España y había que situar el tono. 'La casa de papel' tiene el un tono funambulista y estábamos todo el rato caminando entre el thriller, la acción, momentos de comedia, de drama intimista... Transitar por todos estos tonos haciendo una montaña rusa de emociones y que el espectador esté agarrado a ti era un reto mayúsculo. En aquellos momentos hablamos muchísimo en preproducción y creo que es la clave para conseguirlo.

También la quinta temporada y última de la serie ha sido muy intensa. Me tocó rodar todo lo que ocurrió cuando se reventó el techo y entran los militares rapelando y se lía muy gorda. Ni siquiera los mejores profesionales de efectos especiales con 30 años de experiencia lo habían hecho nunca, con lo que nos enfrentamos a una movida que habíamos visto en películas americanas que nunca se había hecho en España. Gestarlo desde cero fue un proceso muy largo, muy bonito, un reto y hubo muchos momentos en los que pensé que si salía mal quedaría muy cutre. 

Imagino que fue más difícil rodar las temporadas en las que los atracadores estaban en el Banco de España, donde hubo más acción, que en la Casa de Moneda y Timbre.

En términos de acción el Banco de España fue más espectacular, pero también nos vino muy bien empezar a tener escenas de acción en la primera y segunda temporada antes de llegar a este rollo más hiperbólico  porque nos sirvió de entrenamiento.

¿Qué se te pasa por la cabeza cuando escuchas que 65 millones de espectadores en el mundo disfrutaron de la cuarta temporada de la serie?

Me ha costado tiempo creerlo y me quedo con la parte divertida porque somos un país que no había tenido un éxito tan bestia de un equipo técnico y artístico. Lo gracioso estuvo en la transición de la segunda temporada a la tercera porque no nos terminábamos de creer que en los carnavales de Río de Janeiro estuviera todo el mundo disfrazado con el mono rojo, como pasó en estadios de Francia y en Turquía. 

En aquellos momentos estaba rodando 'El embarcadero' y los guiris comenzaron a parar a Álvaro Morte gritando 'The professor, the professor'... Ahí fue cuando pensamos que estaba pasando algo. Fue muy curioso estar rodando en La Albufera y encontrarnos cuando íbamos a una terraza en Valencia que todos los extranjeros se agolpaban para ver a Álvaro. Tuvimos que tomar conciencia e intentar que no te pese porque es cierto que si en los planos que vas rodando piensas en esos 65 millones de espectadores terminas teniendo muchas limitaciones creativas. 

Hay directores de cine que se quejan de las plataformas por su rapidez en estrenar las películas que se estrenan en cine, pero para 'La casa de papel' fue vital Netflix, ¿no?

Sí. Se produjo un éxito tan pionero que nos costó creerlo al principio. En Antena 3, la madre que apostó por la serie, a la que estaremos agradecidos eternamente, hizo unas cifras que no estuvieron del todo mal, pero no fue un éxito rotundo. Y en Netflix se compró como otras muchas series, no teníamos la sensación de que lo fuéramos a petar y empezó a saltar a países. Estamos muy agradecidos.

¿Cuesta despedirse de una serie así?

Sí, muchísimo. Fue un gran proceso de duelo. Cuando estábamos rodando y sabíamos el calendario de rodaje y la fecha final, cada día que entrabas en el set y empezabas a ensayar con los actores sabías que no quedaban muchos días así. Comenzamos a sufrir meses antes y llegamos tan agotados al final del rodaje que nos dimos cuenta que habíamos sufrido un duelo de tres meses. 

Además, desde el final del personaje de Tokio hasta el final de serie estuvimos rodando en condiciones especiales porque estábamos en pandemia y parecía que el mundo se derrumbaba fuera del plató mientras estábamos rodando once horas, como metidos en una burbuja de la que tratábamos de disfrutar cada minuto porque no sabíamos ni lo que podríamos hacer fuera. Sin saber si se acabaría el mundo mañana.

Hay una versión coreana de 'La casa de papel'. ¿La has visto?

Me da tanto pudor que todavía no me he enfrentado a verla. No sé si me gustará o me sorprenderá, pero necesito todavía un poco de distancia.

Fue complicado echar el cierre a 'La casa de papel', un capítulo final que se tuvo que reescribir 33 veces.

Sí. Había muchas opciones disponibles al alcance de los guionistas para hacer ese final y dejar las expectativas arriba. No puedes complacer a todos los fans, pero sí tienes que poder echar la vista atrás dentro de diez años y estar orgulloso con el final. Hay una responsabilidad con la historia y mucha presión con los espectadores y con el premio Emy...

Ahora se está preparando una serie con Berlín, uno de los personajes de la 'La casa de papel'. ¿Cada personaje podría tener un spin-off?

En los descansos del rodaje fantaseábamos sobre cómo sería una serie de Denver, de Tokio o de Río. En el caso de Berlín es como que hay algo de desarrollo interrumpido por su muerte en la segunda temporada y percibíamos la voracidad del espectador con ganas de saber más en una precuela no en una secuela. 

¿Cómo es tu vida profesional después de 'La casa de papel'?

Sigo viviendo en un piso compartido en Usera con mi colega. En ese sentido, he intentado que mi vida no cambie. Al margen, lo cierto es que laboralmente se abren más puertas...

Ya las tendrías porque has dirigido varios capítulos de 'Vis a vis', 'El embarcadero', 'el último show'... Currículum no te falta.

Sí, pero a la hora de que te escuchen, te llamen de una plataforma o quieras vender una idea sí que ayuda haber dirigido 'La casa de papel'. Ahora llamas al timbre una vez y ya te abren y antes tenías que insistir mucho.

¿No te animas a rodar películas?

Soy de una generación de 1988 y lo primero que me impulsó a rodar fue empezar a hacer web series en segundo de carrera. Tengo un par de ideas, pero el éxito de las series condiciona y cuando cuentas el proyecto las productoras quieren que haga series.