El año 2020 terminó con 8.133 personas fallecidas en la provincia de Toledo, lo que supone un 34,05 por ciento más que las 6.067 de 2019. Toledo es la cuarta provincia con mayor incrementos porcentual de muertos en el año de la pandemia, solo superada por la capital y otras dos provincias vecinas. Guadalajara tuvo un aumento del 41,14 por ciento, Madrid del 42,98 y Segovia del 45,23. Así se desprende de las estadísticas publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), sobre muertes semanales en cada provincia en el contexto de la pandemia.

El incremento de la mortalidad en Toledo y en general de estas cuatro provincias del centro de la Península fue el pasado año muy superior a la media nacional, que se situó en un 19,98 por ciento, por encima también de provincias como la de Barcelona (29,39). Muy cerca quedaron otras dos provincias de la región, Albacete (33,04) y Ciudad Real (33,94). Más alejadas estuvieron las dos provincias con menos incremento, Tenerife (4, 99) y La Coruña (5,48).

Los datos han mejorado en lo que va de año 2021. Durante las primeras 22 semanas del año (hasta el 31 de mayo) los fallecidos han descendido en un 21,11 por ciento respecto al pasado 2020 (la media nacional es del 13,36), aunque sigue habiendo un incremento del 11,87 por ciento respecto a 2019. Aunque esta media sigue siendo superior a la media del 7,48 por ciento en España, Toledo ya no encabeza las estadísticas, es la undécima con mayor incremento. El pasado ejercicio en esa fecha el aumento de muertos en Toledo llegó nada menos que al 41,81 por ciento (24,05 a nivel nacional). Decir que hoy hay provincias una mortalidad este año mucho menor que en 2019, como Cuenca, donde los fallecidos han descendido un 22,54 por ciento.

El año 2020 dejó un 34,05% más de fallecidos en ToledoEl año 2020 comenzaba en realidad en Toledo con un descenso del número de fallecidos de hasta el 16,07 por ciento durante su segunda semana. Los datos siguieron en la misma línea hasta la semana 13, que se corresponde con la primera del mes de abril, donde el incremento de muertes se situó en el 18,93 por ciento. La subida continuó hasta la primera semana de mayo (52,01), en el que las muertes alcanzaron un primer pico y comenzó a descender este porcentaje. Hasta que a medidos de diciembre hubo otro repunte (51,33), que llegó a alcanzar un 64,25 por ciento más de muertes a final de año. A partir de ahí, ya se inició un descenso que llevó a que a principios de abril hubiera un 2,27 por ciento menos de muertos que dos meses antes.

La mayor parte de este incremento de defunciones se ha producido entre los mayores de sesenta años. De hecho, hay tramos  de edad, como las personas entre 30 y 39 años, en los que murieron doce personas menos de personas en 2020 que en 2019. Entre las personas entre 60 y 64, el incremento ha sido de 57 personas; entre 65 y 69, 118 personas; 163 entre 70 y 74;  276 entre 75 y 79; 279 entre 80 y 84; 415 entre 85 y 89; y 691 entre los mayores de 90 años. Además, las 2.066 muertes de más que trajo 2020 se dividen en 1.067 hombres y 999 mujeres.

Malos datos regionales. Con Guadalajara, Toledo, Albacete y Ciudad Real entre las provincias con mayor incremento de muertes, los datos regionales han sido también muy malos. A lo largo de 2020, murieron en Castilla-La Mancha, 26.052 personas, lo que supone un 34,18 por ciento más que en ejercicio anterior. Solo la Comunidad de Madrid, con un 42,98 por ciento, supera estos datos. Canarias (5,83) tiene los mejores datos.

El año 2020 dejó un 34,05% más de fallecidos en ToledoEl INE aporta estos datos en una operación experimental dedicada a la estimación semanal del número de defunciones por provincias e islas, atendiendo a su compromiso social para ofrecer información que pueda ser relevante para los ciudadanos en el contexto de la pandemia Covid-19. Aborda este proyecto con datos actualizados recibidos desde los Registros Civiles combinados con información histórica de la Estadística de Defunciones, con el fin de estimar las defunciones ocurridas durante el brote de Covid-19.

El objeto es el estudio de las defunciones semanales ocurridas durante 2020 y su comparación con los datos históricos desde el año 2000. Estos datos reflejan la mortalidad sin distinguir causas, no se puede medir de forma exacta el impacto de la pandemia, pero sí se observa un considerable aumento en el número de defunciones.