Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


Mujeres de Irán

14/10/2022

Desde Toledo (España) trasmito un mensaje de apoyo a las mujeres de Irán por su lucha contra un gobierno autoritario y teocrático. Nada peor que ambos conceptos unidos, pues se juntan dos fuerzas tan cruentas como son la política y la religión. Ya, ya sé que no les llegará este apoyo, publicado en La Tribuna. Estamos demasiado lejos en kilómetros, aunque muy cerca de los ideales por los que esas mujeres luchan y están siendo perseguidas y asesinadas. Piden libertad. Nada más. Pero no la libertad banal de Madrid, sino 'Libertad' con mayúsculas, esa que permite a cada individuo ser libre para ir y venir, para vestir de una manera o de otra, para sentir o amar de manera diferente, para no ser esclavizadas por tradiciones aberrantes. No sabemos cómo terminará su rebeldía. El enemigo es poderoso y, paradójicamente, sin consideraciones morales. Su lucha está cargada de razones y de derechos que en el siglo XXI no debieran ser negados a nadie.
Viajé a Irán en el mes de noviembre de 2019, poco antes de que la pandemia impusiera el encierro preventivo. En estos días, cuando aparecen las noticias de estas mujeres, miro sus fotografías con los turistas, rememoro sus ganas de hablar con los extranjeros, su alegría por las calles y plazas de Shiraz, Isfahán o Teherán, su sonrisa y espontaneidad. Irán, la antigua Persia, es el país mítico de la ciencia y la cultura que más tarde llegaría a Occidente. De allí procede casi todo, tal es su influencia imperceptible. Difícil olvidar el brillo del cristal como estrellas del paraíso del mausoleo de Alí Ibn Hamza, o la mezquita rosa, en Shirah, el palacio de Golestan en Teherán o la impresión visceral al llegar a Qom, ciudad sagrada de los chiítas, al atardecer y mezclar la puesta del sol, la iluminación fulgurantes de varias mezquitas y madrasas, mientras se escuchaban diversas suras del Corán. Allí vi a las guardianas de la moral. Eran activas y controlaban el comportamiento de todos, mujeres y hombres. Con estas vivencias presentes es imposible olvidarse de esas mujeres que buscan su libertad, a pesar de ser perseguidas y, algunas, asesinadas. Quede este deseo humilde, escrito como un homenaje a su lucha, que es la eterna lucha de los oprimidos.