Esther Durán

Serendipias

Esther Durán


Realidades

17/03/2023

Esta columna trataba de lenguaje y pensamiento pero en el último momento se ha quedado guardada esperando otro día mejor para dejar hueco a esta otra que lo hace sobre referentes y realidad. Aunque a priori no parezcan ser lo mismo, tienen mucho que ver porque el lenguaje hace pensamiento y los referentes crean realidades.  

Leo con entusiasmo que la Universidad de Castilla-La Mancha ha anunciado la candidatura de la karateka talaverana Sandra Sánchez al Premio de la Fundación Princesa de Asturias del Deporte 2023. Pocas presentaciones necesita esta mujer y menos aquí, en su tierra, donde es admirada y querida -aunque en alguna entrevista haya tenido que contestar preguntas que siendo hombre jamás le habrían planteado-. De hecho, si tuviera que enumerar sus logros apenas cabrían en este espacio. Lo ha conseguido todo.
El rector de la UCLM, Julián Garde, no se ha quedado en sus méritos deportivos cuando ha hablado de ella, también ha destacado que Sandra  «es generosidad, cercanía, valores y constancia; un ejemplo para cualquiera, y muy especialmente para las jóvenes generaciones». Y ahí viene la clave, la importancia de referentes para hacer realidad  sueños y  metas, o al menos, para seguir trabajando por ellos y no abandonarlos por falta de ejemplos. Aunque sea imposible conseguir datos objetivos al respecto, estoy convencida de que el kárate ha ganado muchísimas deportistas gracias a Sandra en los últimos años.
Hace unos días, en unas clases sobre ciencia para niños y niñas, el profe hacía una reflexión con las madres que andábamos por allí: se alegraba de ver que la mayoría de las presentes eran niñas pero nos advertía de que ese porcentaje se invertía cuando daba  clases en edades más altas, hacía los doce, catorce años… Se quejaba de que esa falta de referentes femeninos hiciera mucha mella y acabara por alejarlas. Nos pedía colaboración.
Sí necesitamos referentes,  sí necesitamos ejemplos, y nosotras somos las primeras que debemos usarlos, apoyarlos y nombrarlos porque el lenguaje sí modifica el pensamiento, sí genera expectativas y las referentes, esas que ya han llegado y han abierto camino, ellas, como Sandra, crean realidades.