Aprendiendo español con la mente en Ucrania

Leticia G. Colao
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Una quincena de ucranianas asisten a clases de castellano gratuitas en Suit Academy, centro talaverano que les ayuda a tener más autonomía y desenvolverse en su nueva realidad

Aprendiendo español con la mente en Ucrania - Foto: Manu Reino

La integración de los refugiados ucranianos en España pasa por el aprendizaje del idioma. Esto les concederá más autonomía y les abrirá a una nueva vida hasta que la invasión rusa siga cambiando su realidad.

En Suit Academy, en Talavera, ofrecen clases de castellano totalmente gratuitas, para la comunidad ucraniana residente en la ciudad y su comarca. Son alrededor de 15, la mayoría mujeres de entre 20 y 40 años, y algunos niños, los que asisten una hora cada día de lunes a jueves para conocer un idioma completamente desconocido, que les sirva para desenvolverse en la nueva situación que les ha tocado vivir.

«Aprender español es ahora uno de sus grandes objetivos, no solo para el presente, sino también quizá para el futuro», explica Nacho Rosa, director de la academia de Pío XII, consciente de que hablar español les puede abrir muchas más puertas.

Aprendiendo español con la mente en UcraniaAprendiendo español con la mente en Ucrania - Foto: Manu ReinoLas clases se iniciaron hace algo más de un mes, poco después de que Talavera comenzara a acoger familias ucranianas que huían del horror de la guerra. Comenzaron tras la llamada de Antonio Arenas, abogado con vínculos con la ciudad, que tras desplazarse con su hijo hasta la frontera con Ucrania para trasladar a familias a España, continuó con su labor de apoyo desde otros ámbitos. En este caso buscaba clases de español para los refugiados en la zona, para acelerar su adaptación a las costumbres y facilitar su comunicación con la sociedad española que, día a día, demuestra su espíritu de solidaridad, hospitalidad y humanidad.

Nacho Rosa mostró su colaboración de forma inmediata y Suit Academy es ahora el centro de español de una quincena de ucranianas. Frente a ellas, Irina, la profesora de ruso y rusa de nacionalidad, quien les enseña y ayuda a conocer  lo más básico del idioma para que tengas más independencia.

El español no se les da mal. «Tienen muchísimas ganas de aprender. Hacen un esfuerzo, también es una oportunidad para ellas, porque no saben cuánto va a durar esto y piensan que puede ser su futuro», explica Rosa.

No obstante, las ganas de aprender no les hace olvidar la tragedia que vive su país y, especialmente, a los familiares y amigos que aún siguen en Ucrania. Es difícil pensar e intentar concentrarse cuando el ataque enemigo está tan cerca de los seres queridos.

Cada una de ellas tiene una historia. La más común es la del marido o incluso los hijos mayores de 18 años que han debido quedarse en Ucrania para luchar si así se les reclama. Otra, piensa en su padre que aunque jubilado y con 70 años, ha vuelto a incorporarse a la fábrica de armas en la que trabajaba para echar una mano en lo que haga falta. «Están siempre pendientes del teléfono móvil para conocer las últimas informaciones», reconoce.

Socializar. Para ayudarlas a evadirse un poco de los pensamientos que les mantienen en la distancia, en la academia intentan hacerles más llevaderas las mañanas, y después de la clase, se toman un café para ayudarlas a socializar.

Asistir a estas clases les ha ayudado además a conocerse y establecer una relación entre compatriotas más allá de sus fronteras, algo que siempre une. Esto les permite «sentirse más acogidas y ubicadas», consiguiendo además, aunque sea por unos minutos, «que tengan  un rato para no estar pensando en la tragedia, y luego hacer sociedad, preguntarse cosas, los siempre complicados trámites o el colegio de los niños», siempre que ya estén escolarizados.

Es una labor «muy transversal», reconoce el director de Suit Academy, ya que no solo aprenden español, también salen de casa y hacen una vida lo más parecida posible a su vida anterior, con una rutina que seguir.

Las clases son totalmente gratuitas para ellas. Serán voluntarios  los que, a título particular y mediante donativos, ayuden a pagar a la profesora las horas extra empleadas. Se trata de un nuevo ejemplo de la solidaridad de la ciudad de Talavera, más aún cuando esta es necesaria.

Gracias a este aprendizaje de español, el idioma dejará de ser una barrera para los ucranianos en España.