Un proyecto sugestivo de vida en común. Eso era una nación para el filósofo José Ortega y Gasset y así lo planteó en su libro ‘España invertebrada’, publicado hace ahora exactamente cien años pero totalmente vigente. Ahí reside precisamente la cualidad de los grandes libros, aquellos que, se lean en el momento histórico en el que se lean, siempre están de actualidad. Son atemporales, maravillosos e inspiradores.

El empresario y escritor Ricardo Sánchez Butragueño lo sabe bien, y es por eso que, en este ambiente de incertidumbre económica por la pandemia de coronavirus, no ha dudado en rescatar las enseñanzas de uno de sus autores favoritos y extrapolarlas al mundo empresarial en busca del Santo Grial del éxito, el secreto de las organizaciones excelentes.

Y es que, como a Ortega y Gasset, a Ricardo Sánchez Butragueño le apasiona la búsqueda de la excelencia, huye de toda mediocridad con el objetivo de «afrontar el futuro con solidez y fortaleza».

Con esa meta en mente, y animado por dos buenos amigos que no dudaron en arroparle en la presentación de ayer, ha nacido ‘Empresa invertebrada’, un libro, de ‘aprendizajes de Ortega y Gasset para empresas y organizaciones’.

Los jardines de Roca Tarpeya, sede de la Real Fundación y del Museo Victorio Macho, fueron el escenario de la presentación de este nuevo trabajo, que contó con la ayuda de los escuderos anteriormente citados. Se trata de Eduardo Lazcano y Jorge Segado, dos expertos en el mundo de la empresa con una dilatada trayectoria que han aportado mucho al libro. Así lo reconoce el autor, que afirma que fruto de sus diálogos y divagaciones sobre el mundo de la empresa se lanzó a escribir. «Salió muy del tirón», reconoce Sánchez Butragueño, que ve en las empresas lo mismo que Ortega y Gasset trató de advertir a las naciones.

El separatismo, como proceso de desintegración, era uno de los problemas que más perturbaba al filósofo en 1921. Cien años después, Ricardo Sánchez Butragueño también lo advierte en las empresas, con una tendencia preocupante a compartimentarse en departamentos que, en lugar de pensar como un todo, buscan solo cumplir sus objetivos sin pensar en los de la compañía.

Con tanto paralelismo entre unos tiempos y otros, entre las naciones y las empresas, es imposible no replantearse hoy en día a Ortega y Gasset como una suerte de ‘coach’ primigenio. Quizás es hasta atrevido, y el gran pensador español nos perdone, pero lo cierto es que ambos persiguen el mismo objetivo: el máximo desarrollo profesional y personal de la persona.

«Sería maravilloso entenderlo así», reconoce Ricardo Sánchez Butragueño entre risas, aunque no duda en señalar que eso sería «reducirle mucho».

‘Empresa invertebrada’ reivindica la figura de uno de los filósofos más importantes que ha dado España, y con ello además ofrece las pautas para buscar la excelencia. ¿Cuáles son? Pues tendrán que leerse el libro, aunque vaya por delante una pequeña pista: no será fácil.

El auténtico liderazgo, la ejemplaridad, la capacidad de negociación, la responsabilidad individual, la visión de futuro, la iniciativa propia… son algunos ingredientes para lograr esa excelencia orteguiana.