Pedro Carreño

La Ínsula

Pedro Carreño


Francisquete

26/07/2022

Dentro de pocos días, con las primeras cabañuelas de agosto, Francisquete volverá a galopar por su amada Camuñas. Lleva unos años sin poder hacerlo como a él le gustaría. En este, por fin, propios y forasteros disfrutarán de esta recreación histórica que cuenta con muchísimos admiradores. Es, sin duda, otra buena oportunidad para visitar esta localidad de La Mancha toledana.
El tal Francisquete fue un guerrillero que se las hizo pasar moradas a los franceses. Se echó al monte después de ver como unos afrancesados asesinaron a su hermano, y luego colgaron el cadáver en las aspas de un molino de viento en el mismo Camuñas. Cuando vio aquello, Francisquete juró venganza. Y también, no comer y no beber hasta que los culpables pagaran por ello.
Tras dejar «las cosas claras» en su pueblo, y una vez saciada su hambre y sed, hizo una pequeña partida y se echó al monte para hacer guerrilla contra los franceses. Como había sido cartero, conocía esa zona de La Mancha mejor que su navaja de siete muelles.
La crueldad de Francisquete con el enemigo, y las derrotas que les infringió, le hicieron famoso. Les arreaba por todos lados, aunque le superaran en número y en armamento. Y Francisquete, se convirtió en 'el tío Camuñas'. Cuentan que los de el petit cabrón corrían aterrados entre las viñas y olivas, con sus mostachos y chacós descolocados, y el águila imperial haciendo fú como la gallina caponata cuando veían al de Camuñas.
A Francisquete no le tuvo que hacer mucha gracia la libertad que nos imponían los de la Grand Armee, y se convirtió en el guerrillero más famoso y reconocido en La Mancha. Si del Tajo para abajo estaba Curro Jiménez, José María 'El Tempranillo' y otros tantos famosos, en estas tierras teníamos al Tío Camuñas.
Más al norte, estaba 'El Empecinado' que, como se sabe, salió de su pueblo con cuatro colegas para ensartar franceses. Pocos años después, tuvo voz de mando sobre más de tres mil guerrilleros. 'El Empecinado' acabó sus días ejecutado, en Roa, donde está ahora la Denominación de Origen Ribera del Duero. Y por cierto, le dieron matarile aquellos por los que se jugó la vida. Pero esa es otra historia.
Volvamos con Francisquete y su leyenda. Durante años, oír el nombre del Tío Camuñas provocó un miedo congénito y heredado. Aún hoy, ocurre algo parecido al escuchar 'que viene el Tío Camuñas' y por ello, la expresión bien pudiera emplearse con otras situaciones. Por ejemplo, con el advenimiento de los hombres de negro de Bruselas, con la siempre presente guadaña del recorte de las pensiones, con la guillotina que deja caer el recibo trimestral de la luz, o el descenso a los infiernos que supone acercarse a una gasolinera. La sensación es la misma: temblequeo en las piernas y bolsillos.
El otro día, en un pueblo cerca de Camuñas, se escuchó a un par de paisanos comentar (sin mascarilla) las noticias de ese día en la televisión. El más teatrero le dijo al otro sin apenas parpadear, y con un pitillo a punto de quemarle la comisura de los labios: «está la cosa como pá que vengaaaa el Tíoooo Camuuuuñas». Amén.

ARCHIVADO EN: Camuñas, El Empecinado