«Un trasvase 174 Hm3 es el agua que usa Toledo en 30 años»

M.G
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El académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo explica que «trasvasar 174 Hm3 equivale al cosumo de agua de Toledo ciudad en 30 años o dar una garrafa de 25 litros de agua a casa habitante del planeta»

«El trasvase que se plantea es brutal aunque sea legal»

El río Tajo vuelve a cobrar protagonismo en Toledo y no por su caudal ni por la mejora en su salud medioambiental. La decisión de aumentar el trasvase en 174 hectómetros cúbicos al río Segura para compensar todos los que no se han efectuado durante los meses de obras en las infraestructuras genera una gran alarma. Una compleja operación que se acompañará de graves efectos secundarios que la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo se ha apresurado hace días a calificar de «brutales» por el atentado que supone para un río que se encuentra en estado crítico desde hace años.

La institución no pudo callarse al conocer la noticia y subrayó en su comunicado a finales de marzo que la situación agónica que sufre el Tajo desde hace años deriva en buena parte de considerar el río «como un mero depósito de agua y no como un recurso natural y cultural». Y Toledo sigue mirando a un río agotado que pasa desapercibido demasiadas veces a pesar de ser un importante bien patrimonial que exige protección, buena política y normas que garanticen un adecuado régimen fluvial.

Las últimas noticias sobre el cambio del modelo de explotación del trasvase Tajo-Segura también contemplan la cesión de un gran volumen de agua en estas semanas para, de alguna manera, compensar la falta de trasvases en los últimos meses. ¿Qué puede suponer esta decisión?

La Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas lanzó un comunicado hace unos días por la decisión del trasvase acumulado por los meses que han estado en obras las tuberías. Van a derivar de golpe 174 hectómetros cúbicos y supone una barbaridad por mucho que sea legal. Es una cifra tan brutal y tan de golpe que hemos visto necesario emitir un comunicado.

Para analizar lo que supone hemos establecido algunas comparaciones para que los ciudadanos entiendan que ese trasvase supondría el consumo de agua de la ciudad de Toledo durante treinta años, y el mismo número de años si se compara con el consumo de agua de Talavera de la Reina. También equivale a dar cada habitante del planeta una garrafa de 25 litros. Si uno se para a pensar, resulta un disparate ceder174.000 millones de litros. Hay que pensar que se trata de un agua predestinada por la naturaleza para pasar por el río Tajo desde la cabecera hasta Lisboa, con todo lo que implica de función ecológica, natural y cultural de la que se nos está privando.

La gran cantidad de agua de este trasvase, ¿supondrá el agravamiento del problema medioambiental del río a su paso por Toledo?

Efectivamente. Además, los embalses de cabecera no están muy boyantes porque se encuentran al 30% y es algo de lo que se habla poco actualmente. El hecho de que se consideren excedentes cuando llevan tan poca agua sorprende bastante. La Real Academia tenía que denunciar la situación de alguna manera, hacer hincapié y recalcar lo absurdo del marco jurídico actual, que además es necesario modificar cuanto antes porque va en contra de todas las políticas internacionales, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), del cambio climático y de por dónde va el mundo, en definitiva.

Sin embargo, tenemos en España una legislación muy antigua que ampara con la legalidad estas barbaridades que no existen en otros países.

La denuncia pública de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas se llevó a cabo hace días. ¿La institución contempla ir más allá en esta batalla? ¿Se plantea, por ejemplo, acudir a los tribunales para continuar presionando contra la decisión del trasvase masivo de agua?

En los tribunales ya se está luchando jurídicamente muy bien a través de distintos colectivos para revertir la problemática del trasvase. La Real Academia no se ha personado todavía en procedimientos judiciales porque ya lo están haciendo otros y estos colectivos tienen todo nuestro apoyo.

Llama la atención también lo poco que se habla de este trasvase masivo, pero sí del cambio en las normas de explotación, del aumento de caudales ecológicos y de la rebaja de las cantidades futuras a trasvasar. ¿Se está vendiendo de esta manera para evitar conflictos?

Sí, claro. Ellos tienen que justificar que hacen algo en este tema. La reducción del trasvase máximo automático que ha pasado de 38 hectómetros cúbicos a 27 es un ligerísimo triunfo a priori, pero habrá que ver con detalle si en el sumatorio final del año se ha cumplido con las cantidades o ha sido una argucia o una trampa de trilero. No sería la primera vez que bajo supuestas mejoras, como fue en su día el Memorándum, lo que se hace es perpetuar y agravar el río con cantidades que a la larga son mayores. Hay que leer muy bien la letra pequeña de ese supuesto beneficio y tendremos que esperar un año hasta comprobar  los niveles de agua trasvasados y saber si es una buena noticia o una argucia jurídica.

Pocas veces sale a la luz la necesidad de poner en marcha inversiones y de incidir en la depuración de las aguas del Tajo para mejorar la salud medioambiental del río.

Sí. Pero no podemos olvidar que en Toledo tenemos tres cuartas partes de agua del Jarama y una cuarta parte de agua limpia del Tajo, así que por mucho que se limpiara y se depurara, el agua residual no dejaría de serlo. Tenemos dos problemas muy graves en Toledo, la contaminación del Tajo y su trasvase, y lo que hay que intentar es mejorar la depuración en Madrid, por supuesto, pero más importante es que las aguas residuales se puedan diluir con agua limpia que debe traer el Tajo.

Ahora mismo tenemos una situación aberrante con  el afluente, el río Jarama, que aporta más agua que el río principal y ese agua está muy sucia. Es algo que la gente tiene que comprender y va contra natura. Una situación anómala que no se debe consentir, así que por mucho que depures y limpies el agua no deja de ser residual y de esta forma será una quimera llegar a pensar en un río limpio.

Por otro lado, hay que apoyar que se depure cada vez más, pero no podemos perder el norte porque hay que tener claro el gran problema que tiene Toledo por el agua residual del Jarama.

En esta situación tan compleja en estos momentos y con esa importante cifra de hectómetros cúbicos para trasvasar, ¿puede ocurrir de nuevo que el río agonice como lo hizo hace años en verano con esa falta de caudal y la mortandad de las especies?

Claro. Son episodios periódicos. Pero también hay que decir que actualmente se producen cada vez menos porque no hay nada en el río que matar. La diversidad biológica del río Tajo ha disminuido tanto en los últimos años que  el número de peces muertos es cada vez menor y no porque el agua esté en mejores condiciones, sino porque hay menos peces. No hay vida en el río Tajo.

Sin duda, la solución la tienen que poner encima de la mesa los distintos gobiernos. ¿Qué papel juega Castilla-La Mancha tras la firma hace meses de ese Acuerdo en defensa del Tajo? También el Ayuntamiento de Toledo se suma a distintas iniciativas, pero, de momento, no se ven muchos frutos.

Frutos hay pocos y encima tenemos amenazas en ciernes como la tubería manchega en la que se apoya el Gobierno autonómico para paliar el grave problema de los acuíferos y se quiere arreglar con agua del Tajo. Esto supone otra aberración ecológica porque  el río vuelve a ser el pagano que lo soluciona todo, primero con el Levante y ahora años más tarde con los excesos de la comarca de La Mancha con otro trasvase, esta vez Tajo-Guadiana. Hay que tener claro que esta comarca es de la cuenca del Guadiana al 99% y no del Tajo y desde la administración regional el proyecto está sobre la mesa.

Sin embargo, los que conocemos y defendemos el río Tajo apoyamos una gestión integral de la Cuenca Hidrográfica y no dividida en comunidades autónomas,  pero es el grave problema que tiene la gestión política de recursos naturales.

Por tanto, desde la Real Academia nos oponemos a todo tipo de trasvases del Tajo, tanto del Segura como del Guadiana, porque lo que tiene que hacer esta última cuenca es limitar sus extracciones subterráneas y los regadíos incontrolados que están provocando que Las Tablas de Daimiel o las lagunas de Villafranca estén como están. En ningún caso es lógico intentar mantener en buenas condiciones estos humedales con el río Tajo únicamente porque pertenece a la misma comunidad autónoma, algo que no tiene sentido.    

Siempre se coloca en el punto de mira a las administraciones públicas en el problema del Tajo. Sin embargo, ¿se echa en falta una mayor presión social en defensa del río como la que hubo en los años 80?

En eso estamos. La Real Academia es sociedad civil y está dando la batalla. Pero también es cierto que cuando pasan tantas décadas y no se obtiene ningún resultado la iniciativa ciudadana se cansa por agotamiento y decepción por falta del cambio. Nosotros siempre seguiremos defendiendo el río y haciendo todo lo posible para que la ciudadanía se implique.

¿Qué supondría para el futuro de la ciudad de Toledo contar un río Tajo en condiciones?

Supondría la recuperación de la esencia de la ciudad. No nos podemos olvidar que Toledo nace donde nace por la presencia del Tajo.Y haber usurpado a la ciudad su río es haberle quitado su alma. Pero la razón principal por la que la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas  está luchando es porque no es únicamente un recurso ambiental, es también un recurso cultural de primer orden. El río Tajo ha sido una importante fuente de inspiración para literatos, escritores, pintores y todos aquellos ligados al ámbito cultural, por este motivo, no podemos consentir lo que está ocurriendo.

Además, el paisaje ligado al río y concretamente Toledo no está amenazado solamente, está prácticamente destruido por un río lleno de espuma. Es lamentable ver esos puentes medievales de la ciudad por los que pasa agua sucia y ponzoñosa, lo que supone un deterioro cultural también al margen del medioambiental.

Los intentos de mejora de los últimos años se centran en la recuperación de las riberas del Tajo, la mejora de infraestructuras y proyectos ligados a un parque fluvial, pero la calidad del agua sigue siendo la asignatura pendiente.

Efectivamente. De poco vale tener los alrededores medianamente cuidados, aunque es cierto que tampoco lo están, si el propio río, la matriz, está contaminado, lleva escasísimo caudal y encima de agua residual. El problema es grave a todos los niveles, incluso en el ámbito cultural. ¿Quién pintaría ahora un paisaje con  el río Tajo tal y como está? ¿Quién escribiría un poema elogioso ahora mismo como hacía Garcilaso en su momento? ¿Quién cuenta una leyenda relacionada con el río? Está claro que se está perdiendo el alma y el río como elemento cultural de la ciudad que es importantísimo y ahora no tenemos.

En este momento tan complicado, ¿es necesario conseguir una potente unión de las administraciones y de distintos colectivos para continuar plantando cara?

Lógicamente. Nosotros somos una de las patas porque representamos a la sociedad civil y aglutinamos parte de la voz de la ciudadanía, pero somos conscientes de que la decisión final tiene que ser impulsada por los políticos y los gobiernos. Aun así, también tenemos presente que los políticos están acostumbrados a reaccionar ante la presión social.

Ahora estamos en el primer engranaje de la cadena con el eslabón de la sociedad civil, pero estamos convencidos de que con el tiempo y tendrá que venir la concienciación política basada en esa presión social. Por último, llegará el cambio normativo para que el círculo se cierre y el río Tajo camine en otra dirección, en la que camina el resto del mundo hacia la senda de la sostenibilidad, de los objetivos de desarrollo sostenible y la protección del paisaje cultural como plantea la Europa civilizada.