Esta semana volvió a salir a relucir el trasvase de nuestros males y nuestros pecados, esa ‘genial’ infraestructura que dicen en Murcia; para darle la etiqueta de genialidad y callar a todo el mundo, aseguran que es un proyecto republicano. Estupendo, pues yo digo a propósito de esto, que en las dos repúblicas españolas que en el la historia han sido, se cometieron enormes tonterías y sandeces en ambas, como en la Primera cuando salían barcos de Alicante con el propósito de conquistar Almería; ocurrió este dislate en la Primera República ya digo, o la ley de Vagos y maleantes o  el mismísimo trasvase ideado por los técnicos de la Segunda. Perdonen por tanta mayúscula.
Y ha salido a relucir el nefasto asunto porque Page se ha decidido por fin a escenificar un poco del malestar de esta tierra por donde pasaba el Tajo por más que la cosa, el gesto del presidente, haya sido de verdadero blandi-blu, seguro que los regantes de Murcia están temblando por la charla a orillas del río, un gesto de mucha fuerza y compromiso y que para realizarla tubo  que reunir mucho valor. Con gestos como este seguro que los regantes murcianos no pueden dormir. Cuando fallan los tribunales en su contra les da igual, no obedecen y andando.
Además ya se ha visto que ha sido una acción que ha ocupado las cabeceras y los editoriales de todos los periódicos nacionales y con la que han abierto los telediarios en toda España. Ya sé que hay disconformes con todo y nada les parece bien, como el que escribe que es un cascarrabias irritante que hubiera preferido unas dimisiones, un grito en el cielo, una reunión seria de presidentes y alcaldes de todas las ciudades por donde pasa –perdón por el lenguaje- la mierda que es lo que queda del Tajo. Por lo que he leído en la importantísima reunión a orillas de lo que fue un río, se habló algo de cómo quedan las reservas de la cabecera del río, charla inútil porque ya se sabe que cuando hay cierta cantidad de agua se trasvasa a Murcia y santas pascuas.
Para mí lo mejor de todo no ha sido esa reivindicación de broma sino que alguien haya dicho en público que el trasvase tiene que terminar. ¡Qué valor!  No me lo puedo creer; también han sido muy comentadas- y ahora escribo en serio- las palabras del Secretario de Estado Hugo Morán, intentando poner una vela a dios y otra al diablo diciendo que quieren mejorar las reglas del trasvase pero no para terminar con la barbaridad, sino para que ¡no vuelva a haber trasvase cero! o sea que de acabar con semejante burrada nada de nada. Entre unas cosas y otras ese fin del trasvase  cada vez lo veo más lejano y más improbable por mucho que en Europa, que pinta menos que Pablo Iglesias en un partido demócrata, digan esto o aquello. Entre la pasividad del Gobierno nacional, la inacción de los ecologistas españoles y el poder de los regantes de Murcia el fin del trasvase parece lejano, muy lejano.