Belén Molina, presidenta de Río Chico «por responsabilidad»

J. Monroy
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Molina continúa siendo vocal de Actividades y pretende continuar con los muchos eventos que organiza la Asociación, a la vez que pedirá actuaciones sostenibles a las administraciones

Belén Molina, presidenta de Río Chico «por responsabilidad» - Foto: Víctor Ballesteros

La Junta Directiva de la Asociación de Vecinos Río Chico renovaba la pasada semana sus cargos, lo que ha llevado a la Presidencia a Belén Molina, antigua vicepresidenta y vocal de Actividades; a la Vicepresidencia a Rocío Villarán, antigua vocal de Huertos; y a la Secretaría a Estrella Plaza, antigua vocal de Participación. Mientras que Marcos Robles continúa como tesorero. El cambio de roles llegaba tras la decisión de dimitir de las antiguas presidenta, Sheila García, y secretaria, Loreto Martín. Como ya adelantó este diario, la primera dejaba el cargo después de cinco años por cuestiones personales, pero seguirá como vocal en la Directiva.

Molina confiesa que desde que tomó el cargo ha dormido menos, porque los inicios siempre son difíciles, y tiene que estar pendiente de muchas más cosas. Ella es miembro de la Asociación de Vecinos desde 2011 y entró en la última Junta Directiva como Vocal de Actividades, cargo que va a compaginar con la Presidencia, convencida de que «lo que más trabajo lleva y más atención hay que dar es a las actividades que tenemos habitualmente en el centro cívico, de deportes, pilates y demás, porque luego los eventos que hagamos, como el día del deporte o el mercado de segunda mano son cosas puntuales, pero el movimiento del centro cívico son las actividades. No tiene sentido que sea la presidenta y no sepa de segunda mano lo que pasa en esas actividades».

Asume Molina el cargo por responsabilidad, «por descargar a Sheila, porque sabía que estaba agotada, y no había aparecido nadie que quisiera el cargo y dudo que apareciera, así que si no lo hacíamos entre nosotros, Río Chico podía disolverse». Y esto sería catastrófico para el barrio, para los vecinos apuntados a las actividades y para las empresas contratadas para las mismas, «gente que da servicios al barrio y que nosotros necesitamos que sigan, para tener la cultura y el deporte más cerca». Ella tenía una mayor disponibilidad, dado que trabaja de ocho a tres y solo un hijo, así que dio el paso adelante.

Si Molina se acercó a la Asociación de Vecinos, recuerda, fue para acercar la cultura y el deporte a su barrio, «tenerlos más cerca y no tener que irnos siempre al Casco u otras zonas a buscarlos». A Río Chico le ha costado mucho poner en marcha todas estas actividades, que han ido creciendo, «casi cada cosa que vamos haciendo, se queda para el resto de los años», y su idea es que todo esto no se pierda. Eso sí, apunta a sus compañeros, «está bien, mientras lo podamos abarcar, porque esto lleva muchísimo trabajo».

Por ejemplo, la Asociación comenzó con un pequeño mercado de segunda mano, «que ahora es muy grande y lo hacemos una vez al año». El día del deporte fue por primera vez en 2022, y se va a quedar como algo habitual. Así ocurre con cada actividad que gusta.

En su labor, Molina espera contar con la ayuda todavía de Sheila García, la antigua presidenta, que se ha quedado en la Directiva, que le puede resolver dudas y facilitar contactos.

Dotaciones sostenibles. Río Chico nació además hace veinte años para luchar por dotaciones y servicios para las urbanizaciones en torno a la carretera de Ávila y lograr el traslado del vertedero. A día de hoy, apunta Molina, la Asociación sigue reivindicando dotaciones como un centro de salud «que sabemos que se sale de las competencias del Ayuntamiento» o una pista cubierta. Pero ante todo, tiene claro que hay que exigir al Consistorio que mantenga todas las dotaciones que lleve al barrio. Es decir, las administraciones deben dotar correctamente las infraestructuras, con luz y los servicios necesarios «y además que lo mantengan». Así pide que se haga, cuando sea posible, la plantación de arbolado o el acondicionamiento de la última rotonda de la avenida del Madroño, «que se piense bien lo que se hace y se mantenga».