Junto al retablo de Santiago, una de las obras que pintó, se inauguró ayer en el Museo Ruiz de Luna el espacio con el que se ha querido rendir homenaje a Francisco Arroyo Santamaría, un artista que dejó huella en la cerámica talaverana de la primera mitad del siglo XX. Organizada por la Asociación de Amigos del Museo Ruiz de Luna, la muestra reúne algunas piezas relacionadas con el autor, como la última obra que realizó, el San Uberto pintado solo dos días antes de su muerte. Se muestran también diversos bocetos, junto al cuadro que hizo su hijo Juan Manuel Arroyo Ruiz de Luna en 1967 en su memoria y que donó al museo y una foto en la que se puede ver a ambos trabajando.
Francisco Arroyo Cozar, bisnieto del artista, recordó ayer en la inauguración la gran dedicación de su abuelo al dibujo y a la cerámica: «Mi abuelo trabajaba 365 días al año», afirmó, tras afirmar que dibujaba constantemente. Fruto de esa pasión y de su maestría son sus obras, para las que se pide más reconocimiento. El presidente de la Asociación de Amigos del Ruiz de Luna, Francisco Peñalver, aprovechó de hecho para reivindicar una mayor presencia de Francisco Arroyo en el Museo.
En este sentido, señaló que si Juan Ruiz de Luna impulsó la fábrica Nuestra Señora del Prado, desde donde se fraguó el renacimiento de la cerámica en una época oscura, el maestro Arroyo fue el creativo, el artista que no tiene el reconocimiento que le corresponde en el museo de cerámica.
'Amigos del Ruiz de Luna' pide presencia de Arroyo en el Museo - Foto: Manu ReinoNacido en Talavera en 1885, Francisco Arroyo empezó a trabajar en la fábrica de cerámica 'Nuestra Señora del Prado' en 1908 y se quedó como jefe de taller. Dirigió y fue profesor de dibujo y decoración de cerámica de la Asociación Cultural 'El Bloque' creada por Juan Ruiz de Luna en 1916, y desde ahí formó a excelentes ceramistas y creó una magnífica escuela que se prolongaría en el tiempo, una faceta que recordó Peñalver en su presentación.
A la inauguración acudieron ayer la gerente del Ruiz de Luna, Belén Flores, el concejal de Patrimonio, Sergio de la Llave, el director de la Escuela de Artes, Fulgencio García, así como numerosos miembros de la Asociación de Amigos. Entre los asistentes se encontraba también Guillermo de la Cal, nieto del ceramista de El Puente del Arzobispo Pedro de la Cal, con el que Arroyo trabajó tras su etapa en la fábrica Nuestra Señora del Prado.