Diego Izco

TIEMPO MUERTO

Diego Izco

Periodista especializado en información deportiva


Nacho

24/02/2023

La hipnosis, dicen, puede conseguir cosas increíbles. Basta con meter una palabra o una canción en el subconsciente de una persona y, cuando suenen, transformar al hipnotizado para que haga cosas inverosímiles. En el caso del Real Madrid es la música de la Champions. 
El Madrid de Anfield no es el Madrid de Villarreal, Mallorca o Vallecas, o el del propio Bernabéu ante Girona, Real Sociedad u Osasuna. Cuando suena la 'musiquita', los jugadores del conjunto merengue elevan su espíritu hasta cotas inimaginables… y sucede la magia. «Les sale bien todo», bramaba con esa mezcla de envidia y admiración con la que hablan los no-madridistas (ojo, los antimadridistas no destilan admiración, solo envidia). Les salen bien hasta las lesiones propias, añado. Porque los isquiotibiales de Alaba se resintieron en un momento en que Salah y Alexander Arnold estaban haciendo trizas su banda, y entonces salió Nacho al campo y se terminó el Liverpool.  
El canterano merengue es el vivo ejemplo de que el Real Madrid ha caminado tanto tiempo por las galerías de la élite, los cromos y los fichajes rimbombantes… que olvidó dar brillo a su propia gente. «Es un defensa pesimista», afirmó Ancelotti en una de las mejores definiciones que se le han hecho: como siempre piensa que le va a ir mal, está constantemente concentrado. Sin carisma, vale, pero sin errores ni alardes ni adornos barrocos.
Justo el día después, cuando la gente forraba sus habitaciones con los pósters de Vinícius, alababa la resurrección de Karim Benzema (como si alguna vez hubiese muerto) o la enésima y postrera exhibición de Luka Modric, habría que echar la vista al momento en que dejó de haber un rival sobre el césped y quién o quiénes fueron los culpables.