El POM plantea la necesidad de delimitar el dominio público

M.G
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El documento inicial de la futura planificación de la ciudad devuelve el protagonismo al río, pero antes aconseja definir con más precisión los espacios para los distintos usos del suelo y plantear medidas correctoras en caso de zonas inundables

El POM plantea la necesidad de delimitar el dominio público - Foto: Yolanda Redondo

El río Tajo figura con letras grandes en el avance del Plan de Ordenación Municipal que salió a la luz el pasado 3 de junio. La intención del equipo de Gobierno municipal es que el río recobre su protagonismo, dialogue mejor con la ciudad y, sobre todo, se convierta en el eje vertebrador  de una ciudad que irá creciendo conforme a criterios más amables, sostenibles y adecuados a las necesidades que los proyectados en el POM de 2007.

No resulta fácil encajar el Tajo en un plan urbanístico, sobre todo, teniendo en cuenta que aunque cruza la ciudad, ha condicionado su morfología y es «el signo identificador más claro del término municipal» hay una serie de condicionantes, afecciones, normativas, y administraciones con potestad sobre estas aguas que pueden ralentizar o dificultar algunas de las iniciativas que se puedan proponer desde el Ayuntamiento de Toledo. 

A todas estas limitaciones, incluidas las dificultades añadidas que pueden suponer las zonas inundables, hay que sumar los problemas medioambientales que arrastra el Tajo desde hace años relacionado con un bajo caudal y la contaminación de las aguas, dos aspectos que han puesto en jaque la salud del río y la posibilidad de que Toledo haya sacado mayor provecho de este bien natural que atraviesa la ciudad, rodea el Casco Histórico y forma un escenario de alta calidad paisajística.

Devolver al río el protagonismo en la ciudad exige importantes proyectos y actuaciones, algunos de ellos en marcha y en licitación, como la pasarela peatonal junto al  Puente de Alcántara, la recuperación de la senda, la renaturalización de La  Peraleda y la mejora e integración desde el Puente de San Martín hasta la Fábrica de Armas, entre otras iniciativas. En total, el Ayuntamiento plantea siete intervenciones que supondrán un coste de 14 millones de euros y contarán con fondos europeos.

Al respecto, también es necesario poner solución a  problemáticas ambientales que, en principio, limitan los objetivos y pueden añadir dificultades. Por tanto, desde Urbanismo se subraya «que no existe una delimitación clara del Dominio Público Hidráulico del río Tajo». Esta situación provoca a su vez «que en algunos tramos exista presión para futuras actividades urbanas, residenciales o industriales». 

La solución reside en «efectuar el deslinde del dominio público hidráulico» para conocer con precisión «las afecciones reales» tanto del río como de sus riberas. En este caso, los técnicos tienen claro que si se establece una correcta delimitación «repercutirá en la ordenación urbanística» de la ciudad y posibilitará también «una correcta asignación de usos del suelo compatibles con las riberas del río». Si bien, también es aconsejable seguir los mismos pasos en relación a todos los cauces fluviales y los arroyos para disponer de una buena hoja de ruta que pueda garantizar que estos suelos «se mantengan en su estado natural».

Además, hay que tener en cuenta que la normativa impide establecer cualquier tipo de instalaciones o infraestructuras «estimadas a albergar personas», ya sea de carácter permanente o temporal, dentro del dominio público hidráulico. Cualquier actuación en este ámbito tendrá que contar con la autorización de la CHT una vez que  evalúe cada uno de los proyectos presentados.

La falta de documentación sobre  ello es llamativa, como se recoge en este documento inicial, puesto que el Ayuntamiento no dispone del trabajo que realizó hace unos años la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) y únicamente maneja un estudio hidrológico que encargó en 2005 «para conocer las zonas inundables del tramo central» del Tajo. 

Esta misma exigencia establece la normativa para todas las urbanizaciones que se puedan ubicar en «la zona policía» del río, es decir el espacio de cien metros de anchura medidos a través del cauce, también tendrán que contar con la autorización de la CHT, y a su vez con la delimitación del dominio público y con un concienzudo análisis de previsiones y de posibles incidencias de crecidas.

Zonas inundables. En estos momentos, Toledo tiene establecidas amplias zonas con problemas de inundabilidad que pueden condicionar el desarrollo urbanístico futuro. Además, la documentación de la que se parte tiene ya unos cuantos años porque la CHT redactó en 2011 una Evaluación Preliminar del Riesgo de Inundación del Tajo y el Ayuntamiento  un estudio seis años antes,  aunque más incompleto por mucho que sirviera de base para una serie de planificaciones urbanísticas ligadas al POM de 2007, anulado en los tribunales en 2018.

Por este motivo,  también sería conveniente verificarlas y, sobre todo, tener previstas «las medidas correctoras correspondientes para generar una ordenación resiliente con el territorio», ya que en la actualidad existen zonas caracterizadas como inundables que se sitúan a más separadas de esa banda de 100 metros y sería conveniente, según los técnicos del área de Urbanismo, «clasificar este suelo como rústico no urbanizable de protección ambiental.

Para devolver al río su papel como «el principal agente de la ciudad» también se recomiendan una serie de actuaciones y de mejoras, con el establecimiento de un control exhaustivo por parte de la administración de las posibles y autorizadas actividades extractivas a pesar de que no haya ninguna en la actualidad, la mejora de la estructura de saneamiento y depuración de aguas, ya que hay colectores al borde de su capacidad y también se producen vertidos directos al Tajo, y la puesta en marcha de proyectos que mejoren el entorno natural.