Primero aceptamos lo del «juego sin balón», que abrió las puertas a la hortera «presión tras pérdida», aunque «defensa en bloque alto» es aún más insoportable. Pero si queremos matrícula de honor, decir «Gegenpressing» ilumina cualquier tertulia. Se conoce que «robar deprisa» es demasiado vulgar… 
Esa es la consigna. Y no conozco un solo equipo en el mundo al que no le gustaría hacerlo (porque «robar deprisa» te asegura, básicamente, que no se te acerquen a zonas de peligro), pero para ejecutarlo bien hacen falta hambre y piernas. El 'hambre' viene de la necesidad. Futbolistas maravillosos que -salvo contadas excepciones- apenas han levantado un par de trofeos. Eso justifica la actitud y el trabajo que, ya en el partido, elimina cualquier hueco de salida digna para al adversario. Todos han asumido que una presión mal realizada deriva en exactamente lo contrario de lo pretendido: la creación de autopistas hacia el gol en contra. Para eso añadimos el segundo elemento: las 'piernas'. De aquel Barça cadencioso que se iba cayendo al ritmo de Messi ya no queda casi nada. Incluso Busquets (ausente el pasado domingo en Villarreal por lesión) parece más rápido y ocupa más espacio que en los últimos cinco años. Y después de que 'hambre' y 'piernas' te ayuden a recuperar el balón, hace falta la tercera pata: calidad. Es ahí donde entran los millones y las 'palancas' y la labor de cantera buscando a tipos de cabeza ágil y pierna capaz, y donde el Barcelona está matando esta Liga.  
Porque muchos tienen 'hambre', otros 'piernas'... pero pocos, quizás nadie, un grupo de tanta categoría. Da la sensación de que Xavi Hernández ya tiene algo muy parecido a lo que quería. Y como dicen últimamente en Can Barça, se le está poniendo cara de Guardiola.