El Casco Antiguo suspende en el diagnóstico de accesibilidad

C.S.Jara
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Aceras estrechas y con elementos que dificultan el paso, pavimento irregular y zonas peatonales invadidas por vehículos son algunos de los puntos negros detectados

El Plan director constata la inoperancia de las peatonalizaciones ejecutadas en el entorno de San Jerónimo y San Agustín. - Foto: Manu Reino

El Casco Antiguo no ha superado la prueba del Plan Director de Accesibilidad, concluido recientemente tras un minucioso proceso de elaboración. El nuevo documento evalúa las condiciones en materia de accesibilidad universal del viario público del casco urbano de Talavera y marca una ruta de prioridades para alcanzarla.  

A juzgar por el análisis, a la zona antigua de la ciudad le va a costar llegar a esa accesibilidad universal. El diagnóstico es contundente: las aceras son estrechas y a menudo están salpicadas de elementos que dificultan el paso, el pavimento es irregular en buena parte de las calles y la peatonalización prácticamente no existe. 

El análisis realizado tiene en cuenta las características de un barrio particular, caracterizado por una tipología residencial, que concentra un centro educativo, un centro de salud, una residencia de mayores y numerosos servicios, desde los juzgados, a la comisaría de la Policía Local pasando por el propio Ayuntamiento, las delegaciones de la Junta y el Organismo Autónomo Provincial de Gestión Tributaria de la Diputación. A estos servicios se añaden equipamientos como la Casa de la Juventud, los centros culturales Rafael Morales y El Salvador, los teatros Victoria y Palenque, el Museo de Cerámica Ruiz de Luna y el Etnográfico. Un catálogo de equipamientos que confieren un carácter muy especial al Casco, como centro administrativo, judicial y cultural de Talavera.

En materia de accesibilidad, el análisis señala que  el barrio al completo incumple los anchos mínimos de paso en itinerarios peatonales de las aceras, con anchuras de 1,5 metros que son muy comunes en sus calles. Solo algunos tramos de la zona de Entretorres y viario recientemente remodelado superan la prueba de anchura. 

Las aceras tienen además el problema añadido de la presencia de elementos que obstaculizan el paso o, incluso, lo obstruyen. Farolas, bolardos, papeleras o señales de tráfico son algunos de los elementos urbanos que se encuentran con frecuencia, a los que se suman cartelería, sillas o mesas de hostelería.

La estrechez de paso es, no obstante, solo uno de los problemas que hay que sortear al transitar por el Casco antiguo. La irregularidad y disparidad de pavimentos se añade a las dificultades, de la que solo se salvaría por su uniformidad y buena conservación el entorno de la plaza de San Agustín, que acaba por tampoco resulta apropiado para el tránsito de personas con movilidad reducida. Se salvarían también zonas remodeladas recientemente, como el entorno de la calle Valencia, callejón de San Benito y calle Mérida, mientras que en el resto de vías las aceras presenta de forma generalizada desperfectos, irregularidades o piezas sueltas.

De la misma forma obstaculizan los rejas de los imbornales, a veces situadas en los pasos de peatones, lo que propicia situaciones de encharcamiento, y los alcorques. En esta zona de Talavera es escasa la presencia de arbolado, pero cuando lo hay suele estrechar itinerarios peatonales a menos de 1,80 metros. El diagnóstico hace constante que «no se ha observado ni un solo alcorque cuya superficie se encontrara enrasada con el firme del acerado».

nada peatonal. La evaluación dedica además una mención a parte a la peatonalización. O más bien a su ausencia, ya que destaca la inoperancia de las peatonalizaciones ejecutadas: «Durante la toma de datos para el presente estudio pudo comprobarse in situ su nula eficacia». En estos términos se refiere tanto al entorno de la San Agustín como al de San Jerónimo. 

«A excepción de las entradas a la plaza de San Jerónimo, los accesos a estas dos zonas no se encuentran cerrados ni controlados de forma alguna; solo existe señalización vertical, de tamaño y ubicación tales que son de difícil reconocimiento visual para el conductor de un vehículo», señala el análisis. 

Se deja constancia incluso de que durante la toma de datos se pudo comprobar de que el cierre a los vehículos no es real, «a pesar de estar vedado el acceso a vehículos que no sean autorizados o de acceso de residentes a garajes, el tráfico rodado accede a dichas zonas, encontrándose además vehículos indebidamente estacionados en ellas». La anulación de los bolardos constituye otro factor añadido para que la peatonalización lo sea solo en teoría: «A pesar de ser declaradas como 'peatonales', la realidad muestra que dichas zonas son y serán de tipo 'coexistencia' de forma efectiva mientras no se tome ningún tipo de medida correctora». 

Además, se señala el inconveniente del pavimento en estas zonas, que carecen de cualquier tipo de señalización para personas con visión reducida y suyo acabado irregular resulta inadecuado para el tránsito de personas con limitaciones de movilidad.

Junto a la peatonalización, que afecta solo a algunas zonas del barrio hay otros problemas comunes a los ya enumerados, entre los que se encuentran las pendientes pronunciadas junto a la rotonda del Puente Reina Sofía y la calle San Clemente, en las que las soluciones para salvar los desniveles no cumplen con la normativa de accesibilidad; el deficiente estado de los pasos de peatones, sin accesibilidad hecha o mal ejecutada; la ejecución generalizada de rebajes de acera para acceso a garajes, que dificulta los desplazamientos de personas con movilidad reducida y pueden ser confundidos con pasos de peatones por personas invidentes; los alcorques, que no se encuentran enrasados con el acerado. 

Por último, el análisis repara en el problema generalizado que causa el aparcamiento de vehículos, bien porque en los aparcamientos en batería invaden las aceras hasta convertirla en impracticables o por la frecuente presencia en calles estrechas de vehículos indebidamente estacionados en el itinerario peatonal.

En definitiva, el Casco Antiguo reúne un catálogo de inconvenientes que le ponen muy alto el listón de la accesibilidad.