Judíos alfonsíes

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Los sabios hebreos tuvieron con el Rey Sabio privilegios muy por encima de otras épocas y estuvieron presentes en cada nivel de la administración regia

Judíos alfonsíes

La exposición 'Alfonso X el Sabio: el legado de un rey precursor' tiene muy presentes a los colaboradores judíos del monarca, varios de los cuales fueron toledanos. Figuras como Rabí Çag («el rabí Isaac»), Abraham al-Hakim, Yehuda ben Moshe ha-Kohen o Samuel Ha-Leví Abulafia formaron parte de la denominada 'Escuela de Traductores de Toledo', dinámica impulsada por los arzobispos de Toledo desde el siglo XII. En el XIII fue Alfonso X quien propició las traducciones de carácter científico, especialmente de astronomía, aunque entonces no al latín, sino al castellano.

Los sabios judíos, buenos conocedores del árabe -lengua en la que estaban redactados muchos de los textos que se pretendía traducir-, disfrutaron en época del Rey Sabio de privilegios muy por encima de los otros gobernantes de su tiempo. Los judíos, en general, estuvieron presentes en cada nivel de la administración regia.

De todas las piezas judías reunidas en la exposición del Museo de Santa Cruz, de las cuales la mayor parte proceden del Museo Sefardí, una de las más interesantes es este ladrillo con inscripción funeraria procedente de la zona de la antigua Venta de la Esquina (denominación tradicional de parte del actual barrio de Buenavista). Está datado entre los siglos X y XI y posee unas dimensiones de 20 x 28 cm.

Aunque el nombre del difunto no se ha conservado, este ladrillo recoge formulaciones de la 'hascabá' u oración que los antiguos judíos toledanos recitaban a sus difuntos: «Con su misericordia lo oculte en el secreto refugio de sus alas; / al fin de los días lo resucite / y del torrente de sus delicias lo abreve; acoja / su alma, haga gloriosso su lugar de descanso, / le acompañe y sobre su lecho / haya paz. Amén, amén, amén» (traducción de Francisco Cantera Burgos).