La cerámica de El Saucedo aporta nuevos datos sobre Talavera

Lola Morán Fdez.
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Se puede constatar la existencia de un taller en esa época en Talavera con la investigación en la que participan Ana López y Raquel Castelo, que dan hoy una ponencia en el 'Ruiz de Luna'

Fragmentos de cerámicas hallados en El Saucedo. - Foto: L.T.

Los fragmentos de cerámicas hallados en el yacimiento de la Villa de El Saucedo en Talavera la Nueva podrían desvelar el origen de las arcillas utilizadas para elaborar estas piezas desde el siglo I d.C. hasta el siglo VII en un taller que se encontraría en la antigua Caesaróbriga. Es una de las cuestiones que hoy abordarán en una conferencia sobre esta villa romana Ana López, codirectora de las excavaciones y proyectos de El Saucedo desde hace años e investigadora en la Universidad de Granada, y Raquel Castelo Ruano, profesora titular del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UAM (Universidad Autónoma de Madrid).

En la conferencia, organizada por la Asociación Amigos del Museo de Cerámica Ruiz de Luna, las dos investigadoras hablarán sobre las fases de ocupación y las características arquitectónicas de esta villa romana situada en Talavera la Nueva y sobre los descubrimientos de cerámica.

Como señaló a La Tribuna Ana López, precisamente el estudio de los numerosos fragmentos de cerámica de unas determinadas características en El Saucedo ha permitido constatar la existencia de un taller en la antigua Caesaróbriga, actual Talavera. Así, junto a los fragmentos de Terra Sigillata -la típica romana de mesa-, se halló una producción «que no encajaba en las ya documentadas en otros yacimientos», y en la que, tras los correspondientes análisis, se comprobó que había las denominadas 'tierras raras'.

«Se sospechaba que había taller o talleres en Talavera porque se había encontrado hace tiempo un sello con el nombre de un alfarero que fue publicado por Juan Tovar y por Alberto Moraleda en su momento, y unos moldes para hacer cerámica», expuso López. Sin embargo, con los análisis actuales, se podría confirmar que se está ante «piezas fabricadas en un mismo taller que no se ha encontrado aún en ningún otro sitio».

Lo que resta ahora es llegar a localizar el punto exacto de donde se extraían las arcillas, dado que ya se ha podido determinar que el material era de la zona de Talavera. «Poder determinar indiscutiblemente el origen de las arcillas es algo muy interesante, que además en la ciudad de la cerámica podamos rastrear los orígenes de la tradición alfarera de Talavera hasta el siglo I», dijo López.

La investigadora destacó que lo que se ha visto es que la producción cerámica de estos talleres que mantiene esta misma composición es muy larga a lo largo del tiempo, desde el siglo I d.C. hasta el siglo VII. Además, explicó q ue no se ciñeron solo a hacer Terra Sigillata, sino que «realizan otras producciones que están de moda y que se consumen en la época», imitando producciones de otra zonas.

Este estudio permitirá ver «la importancia de la producción que tuvieron que tener, porque se mantiene a lo largo de muchos siglos y se dedican a fabricar cerámica de distintos tipos de producciones adaptándose a las modas de las distintas épocas».

Fases de la villa. El Saucedo es una villa romana situada en Talavera la Nueva cuyos orígenes datan del siglo I d.C., si bien de esa época solo hay constancia de restos materiales, sobre todo cerámica. A finales del siglo IIIy principios del IV, es cuando se construye la villa cuyos restos se pueden contemplar hoy, «una gran villa de tipo palacial» que tenía «unos preciosos mosaicos» y contaría además con terrenos agropecuarios.

Esta villa está construida en torno a un patio con un estanque monumental y con un jardín decorado con esculturas de mármol, si bien no se ha conservado ninguna completa. Tenía un gran oecus, o gran salón principal, además de otras estancias, entre las que destaca un gran conjunto termal doble, con un apoditerium frigidarium con una piscina de agua fría a partir del cual se podía acceder a dos conjuntos termales de salas calientes y templadas. Destaca también el complejo convivial donde se realizaban los banquetes y formado por cuatro salas, que se podrán conocer mejor mediante las reconstrucciones virtuales que se mostrarán en la conferencia.

A finales del siglo V y principios del VI la propiedad pasó a manos de la iglesia y se remodeló el apoditerium frigidarium para hacer «una pequeña iglesia» con una piscina bautismal de inmersión. De esta fase se conservan otros elementos como la mesa de altar y otras adaptaciones, como almacenes. Así permaneció durante unos dos siglos, pero este espacio sufrió «una destrucción violenta a principios del siglo VIII», con un incendio provocado, como ha atestiguado el hallazgo en una de las habitaciones de un pastor de unos 6 o 7 años niño decapitado y encerrado junto a su rebaño, cuyo cinturón ha permito datar la fecha del suceso.

La villa se abandonó entonces hasta que fue descubierta tiempo después. Los primeros descubrimientos son del siglo XVII pero las primeras excavaciones fueron hace unas dos décadas y las últimas en 2010.