El servicio vital del notario de pueblo

J.M.
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Cristina de Solís, funcionaria en Belvís de la Jara, retoma tras dos años y medio suspendidas por la pandemia las salidas a municipios pequeños y envejecidos como El Campillo de la Jara

El servicio vital del notario de pueblo

El Campillo suma apenas 350 empadronados, la mitad que hace 30 años. Ocupa 88 kilómetros cuadrados de la esquina sudoeste de la provincia e incorpora el apellido 'De la Jara' en un topónimo que acompaña a la localidad desde al menos el siglo XV. Este municipio forma parte nuclear de la parte más despoblada de la provincia; tanto, que lleva el marchamo oficial desde 2021. No obstante, la notaria Cristina de Solís viajó allí el pasado jueves para retomar el servicio mensual interrumpido durante dos años y medio por la pandemia, un alivio para los ancianos que engrosan el censo local.

Cristina, quien adquirió hace cinco años la plaza en Belvís de la Jara, atendió a dos clientes en las dos horas que permaneció en El Campillo de la Jara. Uno por una cuestión de repartición de tierras y otro relacionado con una herencia. El Ayuntamiento había facilitado una estancia para la atención al público, tal y como avisó durante la semana a los vecinos. «Te será fácil encontrar alguno cerca de tu domicilio o trabajo en el que depositar tu confianza», presume el Consejo General del Notariado sobre los 3.000 funcionarios públicos repartidos por España.

Los vecinos de El Campillo de la Jara han recuperado la fortuna de tener a un notario a la puerta de casa, cada primer jueves de mes. Cristina mantuvo las salidas a los pueblos de su antecesor, una oferta voluntaria del funcionario para la que pide autorización al Colegio Notarial de Castilla-La Mancha.

Así, hará más adelante también un viaje mensual a La Estrella y Espinoso del Rey tras la debilitación de la pandemia. «Creo que se da cobertura. Si viera que hace falta más, haría más salidas», comenta a este diario esta notaria madrileña, quien corre con los gastos de estos desplazamientos.

La hospitalidad de los pueblos conmueve a una de los 43 notarios repartidos por 29 localidades de la provincia. «Me ponen la calefacción o el aire acondicionado antes de que llegue», agradece a unos ayuntamientos que le preguntaron en verano por la reanudación del servicio.

Cristina coge el coche y recorre los 25 kilómetros entre Belvís y El Campillo de la Jara, una localidad aledaña a la olvidada Vía Verde de la Jara. Viaja con un portátil para explicar en román paladino el intrincado léxico legal. Así facilita la vida a los ancianos que ni conducen ni disponen de un servicio de transporte de autobús cómodo. Las compraventas de fincas rústicas y la corrección de errores del Catastro ocupan la mayor parte del trabajo en los pueblos.

«Los notarios compiten entre ellos: en calidad, no en precios. Puedes elegir al notario que prefieras, y este debe asesorarte imparcialmente y prestarte el servicio notarial que le pidas», explica el Consejo General del Notariado, el representante nacional de los 17 colegios autonómicos.

La Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública del Ministerio de Justicia convoca periódicamente la oposición libre para obtener el título de notario. Los requisitos para presentarse son básicos: ser español u ostentar la nacionalidad de cualquier país miembro de la Unión Europea; y ser doctor en Derecho, licenciado en Derecho o título equivalente en Derecho. «Acude a una notaría si tienes previsto hacer la escritura pública de un piso que vas a comprar o vender, otorgar un poder, hacer testamento, constituir una sociedad, celebrar capitulaciones matrimoniales (el contrato sobre los bienes en el matrimonio) o cualquier asunto de tipo jurídico relacionado con la contratación privada civil o mercantil, con la vida familiar o con las sucesiones por causa de muerte», anima el Consejo General del Notariado.

Cristina ayuda también desinteresadamente a una joven de El Campillo de la Jara a prepararse las oposiciones. Quizá un pueblo jareño sea el lugar idóneo para estudiar uno de los exámenes más exigentes del funcionariado español. Con ejemplos como ella, los habitantes de la España despoblada encuentran oxígeno para vivir cómodamente sin recurrir a las ciudades.

La provincia suma 43 notarios repartidos por 29 localidades

Los clientes de la provincia de Toledo pueden optar por 43 notarios en los límites del territorio. La ciudad de Toledo agrupa el mayor número de plazas: 6. A continuación, figura la ciudad de Talavera, con 5. Hasta 29 municipios de la provincia cuentan con estos funcionarios del Estado entre los servicios públicos. Illescas ocupa la tercera posición con cuatro profesionales. Quintanar de la Orden y Torrijos suman dos cada una, a tenor de los datos provinciales proporcionados a este diario por el Consejo General del Notariado. Además, tienen uno las siguientes localidades: Bargas, Belvís de la Jara, Calera y Chozas, Consuegra, Corral de Almaguer, Escalona, Fuensalida, Madridejos, Mora, Navahermosa, Los Navalmorales, Navamorcuende, Ocaña, Orgaz, Oropesa, La Puebla de Almoradiel, La Puebla de Montalbán, Seseña, Sonseca, Tembleque, Villacañas, Villaluenga de la Sagra, Villarrubia de Santiago y Yepes.