La faceta como escritor del ex-coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar LLlamazares, prolifica hasta llegar a la tercera obra con la que completar su trilogía, sobre «la década populista en España», tras 'La izquierda herida', y 'Pandemónium. Diario de pandemia y populismo'.
Al igual que hiciera el pasado mes de febrero, con su anterior obra, Llamazares ha vuelto a Toledo para presentar en esta ocasión 'Del sueño democrático a la pesadilla populista', una obra que pretende dar una visión general del impacto que los populismos tienen en Europa y en el resto del mundo.
Así lo explicaba el propio autor momentos antes del comienzo del acto en declaraciones a La Tribuna, que destacaba que este volumen tiene que ver con «el trastorno populista en la democracia española», que versa sobre el populismo y sus efectos en el Estado y las políticas.
Según cuenta Llamazares, el populismo ha cambiado el modelo de partido, al mismo tiempo que ha incidido en la formación de gobiernos y parlamentos. Además el autor puso énfasis en la «judicialización de la política», o el influjo en la política internacional.
Precisamente en el ámbito de fuera de nuestras fronteras, explica el ex máximo responsable de Izquierda Unida, «el nacional populismo prima en la política exterior y alumbra un nuevo orden internacional, más conflictivo y peligroso», que es otro de los temas que pretende sacar a la luz el libro, el «trastorno que el populismo provoca en la democracia».
Cabe recordar que, en palabras del propio Llamazares, el populismo es «una forma de acceso al poder simple y rápida, pero a la vez una cultura política muy alejada de la democrática», según explicó, el populismo pretende conseguir «todo en muy corto plazo», y sin ningún condicionamiento, subrayando la importancia de «las concesiones a otros partidos políticos o concepciones», como base para lograr el éxito, algo que «no comparten los populistas».
Con el libro presentado en la tarde de ayer en la Biblioteca de Castilla-La Mancha, el escritor pretende «de forma modesta», llamar la atención sobre los peligros que supone el periodo populista, «algo que se está viendo en países como Suecia, Italia o la amenaza que supone Estados Unidos», y la necesidad de la responsabilidad común de la deliberación democrática, el diálogo y la negociación.
Esto es, «el principal elemento para la defensa de la democracia», teniendo la «cultura democrática» como base, que es lo que permite la discrepancia entre dos partes, pero la posibilidad de «a pesar de ello estar abiertos al diálogo», algo que define como «imprescindible» para encontrar el bien común; huyendo de la relación «amigo-enemigo».