Laberinto de señales para perderse en el Casco

J. Guayerbas
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Hasta diez tipos de paneles con información turística. La señalización del Casco Histórico se ha convertido en un maremágnum de placas y señales que en muchas ocasiones más que guiar confunden al turista.

La señalización vertical de cualquier ciudad con puntos de interés, el proyecto de vanguardia del diseñador Alberto Corazón, las placas con historia y leyendas instaladas en colaboración con la Real Academia, el itinerario del Greco, los paneles de Santa Teresa de Jesús, las placas de bronce de la Santa y las de cerámica de la Judería, los rectángulos verdes de la ruta del Quijote, los azulejos de las plazas y de las calles dedicadas y la señalización particular de algunos templos e iglesias como el Monasterio de San Juan de los Reyes, los planos de bronce instalados sobre el pavimento y hasta las flechas amarillas sobre fondo azul del Camino de Santiago.

Un maremágnum de placas, señales y paneles con información para los visitantes que desde las estaciones del AVE o del autobús también pueden seguir la línea fucsia del proyecto ‘¡upToledo!’. Una de las últimas iniciativas del Ayuntamiento que contó con una inversión en pintura de 15.000 euros.

Mientras que la línea fucsia no ha sobrevivido a su primer invierno, ya en el Casco Histórico la sucesión de diseños, estilos y señales convierten a la ciudad en una de las ‘mejor’ señalizadas en cuanto a cantidad, pero no en funcionalidad.

Y es que la saturación de información despista al turista que una vez superado el problema del mapa -en algunos el río Tajo aparece por arriba, lo que desconcierta y desorienta- tiene dos opciones: dejarse llevar, caminar, y disfrutar de la ciudad con uno de los cascos históricos más importantes del mundo, o perderse de hito en hito en busca de un monumento.

Potenciar la señalización turística del Casco ha sido uno de los empeños municipales de los últimos años, en los que han tenido cabida todo tipo de proyectos. A la señalización urbana por colores que se puede encontrar desde 1981 en cualquier ciudad con el fucsia para indicar lugares de interés monumental o cultural y el amarillo para puntos de interés para viajeros, reservando el marrón para señalizar espacios de carácter ecológico y natural, se suceden hitos con textos en diferentes idiomas -el que se utilizó para presentar la iniciativa a los medios aún sigue pululando por el Ayuntamiento- así como los paneles temáticos de Santa Teresa de Jesús o del Greco, que cuentan con rutas en torno a estos personajes ligados a Toledo.

En la historia del turismo toledano hay que remontarse a los años 50 para encontrar la primera señalización del Casco. ‘Toledo de noche’ fue el título de un proyecto de placas iluminadas que por la noche servían de guía y que hoy han desaparecido a excepción de una tabla en la calle Buzones, resquicio de aquella iniciativa. Señalizar la ciudad fue y ha sido una de las asignaturas a la que los responsables políticos se han enfrentado en repetidas ocasiones.

Un bosque de señales. A principios de los 90 el Premio Nacional de Diseño Alberto Corazón recibía el apoyo de la Real Fundación para poner orden en este bosque de señales. Todo ello tras un estudio sobre señalización del Casco dirigido por el profesor del IES Sefarad Alfonso Vázquez.

Corazón aceptó el reto y creó  un diseño contextualizado, hoy, en la vanguardia de la señalética turística que se ha perdido por falta de mantenimiento y de civismo, aunque alguna que otra placa sí que permanece en los rincones y las plazas del centro. La primera prueba del proyecto que contó con un presupuesto de 50 millones de pesetas con el apoyo del Gobierno regional llegó a la Judería en 1991.

Las placas, fabricadas en Alcázar de San Juan, se dividían en ocho rutas con pictogramas, el nombre de las calles, las leyendas que se cuentan de algunos puntos del Casco y datos sobre museos y monumentos.

La propuesta de Corazón, tal y como se planteó, no tenía fecha de caducidad, aunque hoy se ha contaminado con otros proyectos confiados a empresas privadas. Quizás, el próximo año con el 30 aniversario de la ciudad como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el área de Turismo pueda replantearse una solución al bosque señalético del Casco Histórico.